𝘚𝘢𝘷𝘦 𝘮𝘦, 𝘗𝘭𝘦𝘢𝘴𝘦.

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02:35 a.m., Seúl.

Su mirada se encontraba perdida, sus ojos lagrimeaban. No pestañeaba y solo se acurrucaba en su cama, cubriéndose hasta la cabeza. Estaba cansado de llorar tanto.

La habitación permanecía en silencio hasta que los esperados sollozos de Jin se hicieron presentes. SeokJin juraba que no sentía la necesidad de respirar. Se ahogaba al intentar contener la respiración, su pecho apretado, su cuerpo temblando, su corazón latiendo rápidamente y sus manos aferradas a las sábanas blancas.

- Dios, llévame contigo, por favor.- rogó. Sus sollozos aumentaron y su pecho se apretó aún más, hasta que finalmente SeokJin salió de debajo de las sábanas para poder respirar.

La cama era tan grande, pero se sentía tan vacía, fría y aburrida. Jin ocupaba solo un pequeño espacio y no tenía a nadie con quien compartir su cama. No tenía novio, sus amigos lo despreciaban, su familia lo juzgaba por sus preferencias y la única persona que lograba entenderlo había muerto, su abuela.

- Abuelita...- susurró. - Por favor, déjame irme contigo.- rogó entre lágrimas, abrazando la almohada y ocultando un gran sollozo.

Su labio temblaba, sus ojos estaban cerrados, sus manos apretadas en puños, su cuerpo frío y su cama solitaria. Nadie se preocupaba, nadie lo soportaba, todos lo odiaban, todos querían alejarse de él, y él... solo se odiaba a sí mismo por completo.

- Soy una mierda.- afirmó en medio del llanto. - Soy una maldita mierda.- sacó sus pies al aire y se levantó, arrastrando sus pies por el piso lleno de ropa desordenada.

Sus pies lo llevaron al baño. Entró, encendió la luz y se dirigió al lavamanos, donde tenía su única "cura". Con las manos temblorosas, tomó aquel objeto afilado y lo apretó con fuerza mientras lloraba cada vez más. Finalmente, sus manos rogaron que se detuviera y dejó de apretar aquel objeto afilado. Observó cómo las líneas en las palmas de sus manos se llenaban poco a poco de sangre que empezó a fluir rápidamente. SeokJin se miró en el espejo, soltando aquel objeto, y vio su rostro apagado, sus ojos llenos de lágrimas, las lágrimas bajando por sus mejillas una tras otra y sus labios lastimados.

- ¡Eres un hijo de puta, Kim SeokJin!.Z afirmó entre gritos, lo que lo llevó a comenzar a golpearse el rostro. Finalmente, cayó al suelo llorando descontroladamente de dolor, observando la sangre esparcida por sus manos. Al levantarse, su rostro tenía la sangre de sus manos esparcida, su nariz comenzó a sangrar como de costumbre y sus mejillas estaban enrojecidas.- No mereces seguir viviendo, maldito infeliz.- tomó el objeto afilado entre sus manos temblorosas.

Y sus brazos pagaron el precio del dolor, una vez más.

_Save me_

13:56 p.m., Universidad de Yonsei, Seúl.

Una vez más estaba comiendo solo en un rincón apartado. ¿Comer? Ni siquiera eso estaba haciendo. Solo miraba perdido mientras sus "amigos" lo observaban desde otra mesa, burlándose.¿Por qué nadie quiere ayudarme?, pensó.

- Maldito seas, Ken.- susurró Jin con los ojos llenos de lágrimas.- Yo confié en ti y ahora solo me humillas.- se limpió rápidamente las lágrimas que habían escapado.

Sus pensamientos eran un desastre, diciéndole que era culpable de todo, que alejaba a los demás, que era un estorbo y que morir sería lo mejor. Sus piernas empezaron a temblar cuando sintió miradas sobre él. Sus manos temblaron, su respiración se volvió escasa y poco a poco la fue perdiendo. Su cuerpo se enfrió, su pecho se apretó, su estómago también se contrajo, provocándole náuseas. Comenzó a marearse y, al intentar levantarse, sus piernas le fallaron. La maldita crisis de ansiedad lo estaba consumiendo. Sintió que poco a poco empezaba a desesperarse, intentó respirar pero su pecho se cerró por completo. Sus manos apretaron sus piernas con fuerza y su visión comenzó a nublarse. Todo parecía perdido, hasta que alguien llegó a su lado y rápidamente le tomó las manos.

𝘚𝘢𝘷𝘦 𝘮𝘦 - 𝘕𝘢𝘮𝘑𝘪𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora