Impulsos

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-Esto fué obra de ellos - expresó con dificultad el semidios.

-¿A qué se refiere, sir? - decía el asesino mientras ambos caminaban hacia la residencia del griego.

Si bien vivía en el Olimpo, nunca fue totalmente aceptado por la diosa Hera. Pese al esfuerzo de Zeus, nunca se logró la aceptación de la diosa griega. Así que vivía en las afueras cerca de las Valkirias.

-Lo que viste en la fiesta es una neblina del dios del sueño. Suele utilizarlas para inducirlo a todos los mortales. De hecho, seguramente solo le afectó a ustedes - dijo mientras sentía su cabeza dar vueltas.

-En ese caso, aún no se explica su estado, Sir - comentó Jack

-Seguramente Afrodita mezcló algo en la bebida - concluyó el semidios. Estos síntomas solo tenían una sola causa. .

Las alucinaciones como sueños lúcidos, no le afectaba demasiado pero el afrodisiaco era diferente. Definitivamente, los dioses querían atentar contra los humanos

Después de ver al emperador salieron rápidamente hacia la residencia de Hércules. Aunque no podía mantenerse en pie, seguía consciente de la realidad.
De hecho, se obligaba a sí mismo a estarlo. El pensamiento de ser capaz de herir de alguna forma al humano, lo atormentaba.

La cercanía de sus cuerpos, la voz aterciopelada que pronunciaba el inglés solo empeoraba la situación.
Le transmitían un deleite que hacía más dificil controlarse. El afrodisiaco había hecho estragos en él.

Sin embargo, con lo que no contaba el griego era que Jack no iba a abandonarlo.
El asesino en serie conocía esos síntomas desde que era niño. En su infancia vió a muchas mujeres utilizarlo para provocar más placer.

Ambos entraron como podían entre la oscuridad a la habitación de la residencia.
Cuando jack lo iba a dejar sobre la cama rápidamente Hércules lo empujó hacia afuera.

-Jack debes irte - dijo jadeante el griego.

-no no puedo dejarlo en ese estado, dear god- el asesino intentó acercarse pero los brazos del semidios lo detuvieron.

-Jack si no lo haces, te lastimaré- suspiró - no quiero hacerlo.

-no me hará daño, Sir. No más del que he vivido - trató de calmarlo. Ágilmente, tomó su cuerpo y lo recostó en la cama

-Jack.... - jadeó de nuevo. Sentía como su cuerpo ardía, le estaba costando demasiado hablar - Jack no quiero hacerte daño... por eso debes irte...

Jack no lo hizo. Al contrario, se acercó a él y tocó su frente.

-al parecer ha empeorado, sir - dijo el mortal.

Estaba a punto de levantarse a buscar agua cuando alguien se lo impidió.

Hércules se había levantado de la cama, tomó el cuerpo de Jack y lo aventó sobre ella.

-Sir... - el semidios se acercó a su rostro y lo besó ferozmente. Todos sus impulsos estaban latentes. Se sentía como un animal en celo.

-"¡Maldita sea!" - pensaba Hércules mientras estaba sobre él. Levantó su rostro después de aquel beso.

Vió el sonrojo y una mirada anhelante que le hizo perder la cordura.

Hércules empezó a desvestir con desesperación al asesino. A cada roce y con cada toque, el asesino temblaba levemente. Su piel era tan fría y tan blanquecina que parecía una porcelana frágil y delicada.
Al tocarlas un choque de electricidad los abrumó a ambos. El griego empezó a acariciar con mayor intensidad. Besaba cada centímetro del cuerpo del humano.

Jack intentó detenerlo.

-Sir, por ...favor...- expresó en un gemido. Nunca había sentido ese tipo de cercanía, de contacto. Todo con Hércules era una nueva experiencia para él. Si todo seguía, temía que el semidios se arrepintiera.

-Jack te deseo.... Te quiero tanto - dijo mirando fijamente la mirada heterocromática del asesino.
Esos colores le fascinaban. Junto a sus leves gemidos que aumentaban con cada caricia.

Recordó su batalla en la cuarta ronda.
Conforme avanzaba la pelea, ese humano lo intrigaba aún más. Finalmente, un leve atisbo de miedo pasó por su mente

- "¿Y si Jack lo odiara por lo que estaba haciendo?" - pensó separándose un poco del humano.

-Sir... - dijo un Jack en un susurro.

- por favor, debes atacarme... - dijo Hércules mientras cerraba sus ojos y dejaba visible su cuello - con tus cuchillos... Atácame..

Jack se estremeció.

"¿Atacarlo?¿Atacar al semidios que le había enseñado sobre el amor verdadero? "

-Hazlo...Jack. No quiero hacerte mío así - susurró aún si verlo - quiero hacerte el amor por tu propia voluntad - expresó el griego sintiendo su propio cuerpo temblar de deseo. Si no lo hacía ahora, ya no podría detenerse.

El humano miró a Hércules frente a él.
Apesar de su estado, aún tenía esos colores. Incluso con mayor intensidad.
Sabía lo que significaba. No era solo deseo.
El griego tenía sentimientos genuinos por él. Entonces no dudó más y respondió aquel pedido con un beso.

-jack... No...- decía entre jadeos el semidios

-yo quiero hacerlo, sir - comentó con una sonrisa y acercando las frentes de ambos - Si es con usted quiero hacerlo.

-Jack... Yo te amo... En verdad lo hago - besó de nuevo al humano.

-Yo también, my love- correspondiendo.

Hércules rápidamente había retirado todas las vestimentas de ambos.
Se acercó al miembro del humano. Quería que Jack sintiera el mayor placer posible. Comenzó depositando besos, luego tras largas y placenteras caricias, éste se vino en su boca.

Mientras el humano se recuperaba, se colocó entre las piernas de Jack.

Nuevamente se acercó a su oído:

-¿Jack, puedo hacerte mío? - preguntó con una mezcla de timidez y deseo. El asesino asintió mientras lo abrazaba colocando sus brazos sobre el cuello de Hércules.

El griego sonrió. Estaba tan feliz que sentía que iba a explotar. Empezó con embestidas suaves para que el humano se acostumbrara a su propio miembro.
Lentamente las paredes internas lo apretaban tanto que decidió aumentar la intensidad.

Embestidas fuertes y profundas provocaron una serie de gemidos entre ambos.

Cuando ambos llegaron al clímax , Jack dió un grito de placer que Hércules pensó que todo el Valahalla lo había escuchado.

Sonrío otra vez . De esa manera, todos sabrían que el asesino, Jack The Ripper, no estaba solo. Ya no más.

Jack por su parte, se sentía tan vivo, tan feliz.

No podía ignorarlo más.
Amaba al semidios y lo había hecho desde la primera vez que lo vió en el Ragnarok.

-Jack... te amo- expresó antes de caer rendido Hércules.

Jack miró de nuevo a su amante. Sus colores no habían cambiado. Ahora que había encontrado la felicidad, nunca lo dejaría ir.

-I love you, my sweet god - susurró para rendirse ante el sueño.

¿Por qué?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora