Mientras los meses pasaban se hacían años, cumplí 9, mi vida era un infierno, no comprendía como un señor le hacía daño a una niña y solo pararse y hacerse el inocente, tampoco es como que lo acusará, pero las señales que yo daba eran notorias y claras.
Regrese a la escuela, conocí a Michelle una compañera que aún siendo mayor que yo estaba repitiendo 5 año, ella tenía 13 años, parecía muy segura de si misma y su capacidad de hacer amigos, bueno, fue a la primera persona que le conté lo que estaba viviendo, mi tormento en casa aumentó ya que mi mamá estaba tomando horas extras y el tipo se tomaba atrevimientos como irnos a buscar a la escuela y tenernos en la casa desde antes. Entonces mis días se volvían más grises, ya no sonreía, ya no jugaba y tampoco dormía tenía insomnio.Sentía que prefería dormirme y no despertar, esa era mi manera de escapar de los problemas, ahí fue donde cree un hábito que aplico si duele duerme con eso me alejaba de todo, después del abuso, yo me bañaba y me iba a dormir y no sabía nada de mi hasta que mi mamá me despertaba para cenar y luego volvía a dormir.
Él último abuso que sufrí por parte de este hombre fue el peor, me golpeó, mordió, me jalo el cabello e incluso me amordazo, no tuvo piedad de mí, me dejo hasta que quede inconsciente de tanto dolor, pensando me muerta escapo, se fue y no supimos de él, hasta que una niña lo denuncio por abuso sexual, fue entonces que hablé.
Muchas cosas pasaron, pero el estaba ya preso y no podría hacerme nada, fue entonces que nos dimos cuenta que no eramos solo dos, si no que más de 15 y entre estas estaba su hija. La policía nos dijo a todas que ya podíamos estar en paz, que habíamos recibido justicia, pero el daño ya estaba hecho. Ahora ¿cómo encendiamos las luces que nos apagaron?, peor aún, ahora ¿cómo encendia yo mi luz parpadeante?.
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En proceso de sanar mis heridas
Non-FictionEn este libro encontraremos piezas rotas por juntar, heridas por sanar y a una persona que quiere salir adelante después de todo lo que ha vivido.