Capítulo O1

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El sonido de los cubiertos chocar contra los platos, el de las botellas de vidrio del alcohol, el de la gente riendo o charlando casi de forma escandalosa. Sin duda era un ambiente muy diferente al que solía tener en Corea del Sur.

Kang SongLee era una joven chica que había sido trasladada a Estados Unidos recientemente por cuestiones laborales. No sabía el idioma, por lo que fue un completo desastre en cuanto llegó. Solía ayudarse del traductor de su teléfono y fue su única salvación hasta dos meses después.

Después de haberse graduado del diseño de modas a los veintidós, Lee había sido aceptada en una gran empresa que solía trabajar con gente importante y reconocida, como idols de K-Pop o actores y actrices de dramas, sin embargo, ella nunca pudo hacerlo directamente al estar en un puesto bajo.

Lee solo ayudaba de una forma: trayendo aguas y cafés a la gente que sí importaba. Iba de un lado a otro, ingenua.

— Sirve de algo y trae agua purificada, en botella de vidrio si no es mucho pedir. Pero anda, que me muero de sed.

La rubia movió sus manos como si se tratara de un perro, sin siquiera dirigirle la mirada y volviendo a su estúpida charla de gente rica.

Lee hizo una reverencia, y sin dirigirle una palabra, salió del estudio en búsqueda de aquella agua con especificaciones estúpidas. ¿Botella de vidrio, dónde carajos iba a conseguir una botella de agua de vidrio en un edificio así?

La gente solía idealizar e idolatrar a gente como Luna, una idol más joven que Lee, que con tan solo veinte años se había puesto en la cima del mundo, metafóricamente hablando. Siete años menor que ella y la trataba peor que a un perro. ¿No se suponía que al ser mayor que ella debía respetarla? En el mundo del entretenimiento y la importancia de la jerarquía no era así.

Luna era una joven chica nacida en cuna de oro. Su hermano mayor había debutado en un grupo anteriormente, y por ello se volvió tan conocida junto a su grupo al instante. Ni hablar de su familia: gente con posición económica importante. Era tan grosera y mal educada.

Gente como Luna no sabían qué era trabajar duro para comer más que fideos instantáneos.

SongLee no tenía un papel importante en esa empresa, y siempre lo tenía presente ya que sus compañeros tenían esa costumbre de dárselo a entender cada que respiraban.

— ¿Eres sorda o algo? Dije en botella de vidrio, no de plástico.

Ni siquiera se molestó cuando la botella de plástico se estampó contra su vientre al ser arrojada por la rubia. La paciencia de Lee estaba en su límite, pero sabía que si se atrevía a reprochar se iba a meter en muchos problemas, así que se tragó todos sus insultos y esbozó una sonrisa para poder hablar.

— No hay botellas de vidrio en el edificio, señorita.

— ¡Entonces sal y busca una, muerta de hambre!, ¿para eso te pagan, no?

Había crecido bien. Tenía una bonita familia a pesar de ser hija única. Sus padres  vivían esforzándose para darle la mejor vida posible a su hija. No estaban en una situación económica con focos rojos, pero era difícil darse ciertos lujos que todo lo destinaban a Lee. No fue la mejor alumna, pero siempre se esforzaban y tenía buenas calificaciones. Se había graduado sin ningún problema y sus padres estaban más que orgullosos de ella. Entonces, ¿por qué tuvo que acabar en un trabajo que la trataba como todo menos como persona?

Afortunadamente todo cambió a principios del año, cuando una de sus compañeras y única amiga en el edificio le habló de una empresa en Estados Unidos que estaba dispuesta a aceptarla. Habían visto su trabajo cuando se les fue enviado y quedaron impresionados. Lee no tuvo la oportunidad de confeccionar ni una sola prenda, pero gracias a esta oportunidad podría hacerlo.

Una notteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora