𝙹𝚞𝚓𝚞𝚝𝚜𝚞 𝙺𝚊𝚒𝚜𝚎𝚗 𝙾𝚗𝚎 𝚜𝚑𝚘𝚝𝚜 🌙

~𝚈𝚞𝚞𝚝𝚊 𝙾𝚔𝚔𝚘𝚝𝚜𝚞

—Hay algo a lo que le tienes miedo. ¿Cierto, Yuuta?

El chico despertó agitado, con una de sus manos alzadas como si quisiese detener algo o a alguien. Sudaba frío y su pecho le dolía a tal punto que una de sus manos apretaba su camisa fuertemente.

Su pareja entró a la habitación con una pequeña bandeja de madera con dos tazas blancas de porcelana. Al notarlo asustado dejó rápidamente las cosas en la cama y se sentó cerca de él.

—¿Pesadillas otra vez?—preguntó serenamente.

Pasó su mano en el rostro del muchacho acariciando sus mejillas, el chico sin dudarlo la abrazó fuertemente casi llorando en su pecho. Ella acariciaba su cabello suavemente dejando que llorara lo necesario repartiendo besos en su cabeza.

—No pasará nada, Yuuta—dijo en un susurro.

—Solo...solo ví como morías—habló para comenzar a llorar más fuerte y aferrarse. —No...no pude alcanzarte.

—Aquí estoy contigo, cariño. Aquí estoy.

Poco a poco Yuuta se dejaba arrullar con la respiración y latidos de su pareja. Se sentía tranquilo y a salvo en su pecho, poco a poco comenzó a caer con sueño. La chica se acomodó cerca y lo recostó para que durmiera tranquilamente, no pensaba en irse, porque el chico se asustaría, así que prefirió quedarse, aunque no pudiese hacer el desayuno.

Hace tiempo, cuando Yuuta era un niño, convivía con una chica llamada Rika Orimoto. Eran tan unidos y se divertían demasiado, y a pesar de que habían prometido casarse cuando fuesen más grandes, esto se vió interrumpido ese mismo día. Un auto atropello brutalmente a la niña matandola frente a su amigo, la expresión de Yuuta era inexplicable y lo único que podía hacer era llamarla.

Tiempo después ella le hacía compañía como una maldición, que en cierta parte le trajo algunos problemas, pero en otra no. En ese mismo lapso conoció a ___________, quien era estudiante y alguien muy cercana a su profesor, Satoru Gojo. El sentimiento poco a poco florecía, se convertía en algo recíproco y que a pesar de las circunstancias y situaciones pudieron pasar a algo más que simples amigos.

Pero lo bonito no dura para siempre, pues en una misión en la cual todo el grupo tenía que acudir, ___________ había desaparecido por un pequeño instante. La desesperación de Yuuta era tan notoria que a toda costa necesitaba encontrar a su pareja, y justo cuando lo hizo, ese día comenzó a sentir un miedo inexplicable.

Sangre, sangre esparcida cerca de su cuerpo, ella estaba tirada en el piso sin moverse, sin reaccionar. Estaba malherida y él lo sabía, solo que no podía moverse, no podía actuar. Se sentía como cuando Rika falleció, como cuando Maki fue malherida de igual forma, solo pudo llamar su nombre sin recibir respuesta.

Su pecho dolía causando que corriera y se moviera lo más rápido que pudiese. La tomó en sus brazos observando su rostro mostrando dolor, dejando salir pequeños gemidos. En el hospital junto con su maestro, esperaron pacientemente por el médico. Gojo, quien solo veía a Yuuta pensativo, quiso dar un paso a una conversación.

—Hay algo a lo que le tienes miedo. ¿Cierto, Yuuta?—habló el hombre cruzado de brazos. El pelinegro solo lo miró. —Todos tenemos miedos, claro. ¿Pero hay alguno específico que tú tengas?

—Perderla—soltó en un murmuro. —Perderla como perdí a Rika y como casi a Maki. No quiero que muera sabiendo que pude evitarlo.

Las lágrimas salían de sus ojos y se aferraba a si mismo sin querer llorar soltando algún grito. Satoru, que aunque tenía los ojos vendados, observaba al chico y colocó su mano en el hombro del muchacho. El médico los interrumpió diciéndoles que podían pasar a ver a la paciente. Ambos entraron y observaron a la joven recostada durmiendo plácidamente, eso alivió sin duda alguna a Yuuta.

Después de aquel suceso no ha dejado de tener pesadillas con la muerte de su amada, siempre despertaba asustado, agitado y llorando. La chica siempre estaba a su lado llenandolo de besos y caricias para relajarlo. Siempre estaba con él.

—Te amo, mi pequeño Yuuta—le susurró dejándole un beso en la cabeza.

Lo abrazó fuertemente mientras le decía que por cualquier cosa en el mundo, no dejaría que sus pesadillas fuesen una realidad.