CAPITULO 1: empezar de cero

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No os pasa que a veces pensáis, ¿Por qué me pasa a mi? Bueno, yo si, y eso mismo estoy pensando ahora mientras estoy terminando de empaquetar toda mi ropa. Me mudaba a Francia por el trabajo de mi padre, ¿Podéis imaginaros despediros de todo a lo que estáis acostumbrados desde hace 17 años? Imposible, ¿Verdad?
- ¡Cariño, date prisa!- me gritó mi padre desde la planta de abajo, cerré mi maleta y bajé las escaleras.
- Quita esa cara, no va a ser tan malo.- Me dijo mi madre.
- Es difícil poner buena cara cuándo te obligan a irte de la ciudad dónde creciste.
- Essie, por favor, ya lo hemos hablado, ninguno se quería mudar, pero es lo mejor para todos, y lo sabes.- Dijo ahora mi padre.
- Como tu digas- Le dije ya cansada, mejor para todos, ¿O solo para ellos? Es muy injusto, pero asi es la vida, supongo.
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Cuando bajamos del avión lo primero que hicimos fue ir a un coche, que parecía muy caro, por cierto, para ir a la casa en donde viviría ahora, echaría mucho de menos a mi mejor amiga, somos mejores amigas desde los 7 años. Nos conocimos cuándo un chico estaba discutiendo con ella, yo me cansé de escucharlos y les dije que pararan, el chico me respondió mal y le pegué un puñetazo, desde ese entonces somos mejores amigas.
- Ya estamos llegando a la nueva casa, Essie. Estoy segura de que te va a gustar.- me dijo mi madre con un tono animada.
- Pues yo no estaría tan segura- me dije a mi misma.
Cuando llegamos me bajé del coche impactada, desde luego que eso no era una casa, era una mansión. El coche estaba estacionado justo en frente de la casa, detrás de el había una fuente de piedra blanca con un ángel en el pico. La fuente estaba rodeada de arbustos bien cortados en forma rectangular y dentro de ellos había margaritas blancas, a su lado macetas de piedra con rosas rojas.
Había un camino de piedra blanca hasta llegar a la puerta, a cada lado había césped y palmeras, muchas.
Terminé de recorrer el camino y subí las escaleras del mismo material y color. A cada lado había dos estatuas de leones tumbados sobre sus propios brazos y abajo de ellos dos macetas marrones con plantas. De aquello seguía una valla igual que recorría toda la casa y debajo de ella había un arbusto que seguía la valla.
En la puerta de la casa habían dos columnas que llegaban hasta el final de la casa del mismo material que lo anterior nombrado, el color de la casa era parecido al mármol, pero amarillo. La puerta era de cristal con un marco negro.
- ¿Te gusta cariño?- preguntó mi madre detrás mio. Vi a mi padre a su lado, esperando mi respuesta.
- ¿No había una más grande?- Dije sarcástica, el echo de que la casa fuera irrealmente hermosa no quitaba lo enfadada que estaba.
Al entrar lo primero que vi fue una escalera de mármol blanco. De ella nacían otras dos escaleras, una hacía la derecha y otra hacía la izquierda, abajo de cada escalera había una entrada de medio arco que daba a la sala principal. La valla de la escalera era negra de metal con detalles circulares. El suelo era de un mármol marrón claro. Mi madre me guío hasta mi habitación. Estaba subiendo las escaleras, daba igual cual, las dos daban al mismo sitio, y era la tercera puerta a la izquierda.
Cuando la abrí me quedé en shock, no me la esperaba tan grande, la cama estaba situada en la pared de la derecha, era color azul casi blanco con detalles lujosos. La cama era de matrimonio, tenía una cabezera blanca larga. A cada lado de la cama había una mesita de metal negro brillante, en la mesa de la derecha tenía una figura de cristal de un cisne. Al terminar la cama habia un pie de cama beige. Debajo de todo eso había una alfombra blanca.
Al frente de la puerta estaba la ventana que era casi toda la pared, tenía una cortina de color naranja claro en el centro, y a cada lado color beige. Había dos sillones silla y una mesa de metal color oro situados en la ventana que daban la espalda al exterior.
El suelo era color mármol marrón claro. ¿Es que todo era de mármol?
Contaba con mi propio baño dentro de la habitación, había otro fuera junto a 4 habitaciones más, 5 contando la de mis padres. No veas la diferencia de dinero de aqui.



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