- Uno -

474 37 0
                                    

— ¡Hey! —Aquel Alfa gruñó para así mirar a aquella familia en la entrada de la casa.

El Alfa de los Itoshi le miraba con una ceja alzada, casi burlón. La mujer, una Omega, cubría su boca para no reír fuerte y atrás, en la entrada de la casa, dos muchachos le miraban inexpresivos.

— Te advertí que te fueras a la buena, así que tocó a la mala —Se encogió de hombros el Alfa mayor del lugar— Ya vete chico, no estoy dando la mano de ninguno de mis hijos.

Y no tuvo de otra, aquel joven Alfa se fue todo empapado bajo la vista de los residentes más cercanos de los Itoshi, una familia bastante conocida por aquellas situaciones tan divertidas.

Desde flores arruinadas hasta Alfas llenos de agua o tierra, todos luego de un amable rechazo por parte de los Itoshi para entregarle a alguno de sus dos hijos.

Itoshi Sae e Itoshi Rin eran los Omegas e hijos de aquel amable matrimonio, un par de hermanos que contaban con una belleza que dejaba a más de uno embobado fuera cuál fuera su casta, todos queriendo internamente que su descendencia tuviera aquellos genes.

Educados, inteligentes, hermosos, amables, honestos, humildes además de serviciales, lo que todo Alfa y Beta buscan en un Omega, ellos lo tenían.

Por lo que no era sorpresa que cada día recibieran de a dos o tres pretendientes pidiendo una oportunidad con sus hijos, todas siendo claramente rechazadas.

Volviendo a la actualidad, Rin contaba con diecisiete años, Sae con diecinueve recién cumplidos, Rin apenas estando en pubertad y Sae entrando en la adultez y en la etapa más fértil de los Omegas, por lo que mayormente las familias buscaban enlazar a sus hijos con el mayor de los Itoshi para dar herederos de forma rápida y segura.

— Oigan chicos, ví por ahí al Alfa del otro pueblo ir empapado y con cara de estreñimiento, ¿Vino para acá? —Aquel rubio de mechas azules entró con un tono burlón a la habitación compartida de los hermanos, quienes le miraron ya acostumbrados a que aquel Omega entrara como si fuese su casa, aunque básicamente lo era, se criaron desde cachorros juntos.

Michael Kaiser era un Omega muy inusual y con muy mala fama en el pueblo por ser rebelde, además de embarazarse estando ebrio y ser padre soltero de su pequeña bendición. Era totalmente opuesto a los Itoshi y aquello parecía unirlos más a los tres como mejores amigos, siempre acompañándose en las buenas y en las malas.

— ¿Tú qué crees? —Rin le miró, su hermano estaba atento a un pequeño sembradío de girasoles que tenía en la ventana.

— Ya decía yo —Kaiser negó y se sentó en la cama de Sae tomando la libertad de desacomodar está para recostar a su cachorrito dormido ahí y rodearlo de almohadas.

— Seishiro cada día está más grande, ya va para el año —El menor de los Itoshi miró al cachorro albino dormir como si nada abrazando un peluche azul de una ¿Nutria?, Aún no sabía que clase de animal era ese, pero al bebé le gustaba.

— Lo sé —Sonrió con orgullo Michael- Nuestros papás ya dijeron que ellos quieren encargarse de celebrar el añito de su nieto acá entre nosotros, lloro, insisto que debería terminar de mudarme acá —Rió con burla.

— Te lo hemos dicho mil veces, estúpido, y tú no aceptas —Negó el peliverde de la habitación.

— Ay, ya —Rodó los ojos y miró al pelirrojo del lugar mirar atento sus pequeñas plantas en crecimiento— ¿Y este qué?

— Son sus semillas de Girasol, están germinando al fin —Miró a su mayor.

— Y yo decía que no podían ser más raros —Kaiser negó.

— Habla el que peleó contra el señor del bar porque le negó servirle otro trago luego de coquetearle —Finalmente habló el Itoshi mayor para mirar al Omega alemán quien chasqueó su lengua.

— Touché, pero en mi defensa, estaba borracho —Se defendió, el par de hermanos de ojos turquesas rodaron estos— Ay ya, olvidemos eso, pasado pisado, no he vuelto a pisar un bar desde que supe de Seishiro y lo saben —Hizo una mueca leve de asco antes de escuchar a la mujer de la casa gritarles para que bajarán a comer.

Los tres se miraron y así caminaron fuera de la habitación para ir rumbo al comedor entre charlas, dejando la puerta abierta por si el cachorro de Kaiser lloraba.

Flores de Girasol [IsaRin/RinSagi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora