Capitulo Siete

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isagi, frente a el, seguía teniendo la mandíbula apretada y una mirada de molestia a pesar de que kunigami se había ido minutos antes, dejándolos a ambos solos.

No había dicho nada, incluso cuando bachira le ofreció un vaso de agua diciéndole que se calmara.

Se sentó a su lado, mordiéndose el labio inferior.

- No tenías que reaccionar de esa forma, isagi - le dijo con voz suave.

isagi le miro con el ceño fruncido.

- Iba a besarte. Ese maldito iba a besarte y-

- y tú has besado a Hana -le interrumpió bachira, ahora con expresión dolida -. ¿no es eso injusto, isagi? ¿Qué tú tengas una amante y te estés comportando de esta forma? ¿ya te has acostado con ella?

El contrario no dijo palabra por varios segundos, bebiendo agua en silencio, y cuando dejó el vaso sobre la mesita de la sala, lucia mucho más calmado.

- No - dijo - sabes que no lo he hecho, Meguru.

bachira arrugo los labios, negando con la cabeza.

-¿Por que debería creerte?

- Porque sabes que no te mentiría con eso - replicó isagi poniéndose de pie - Por mucho que quiera el divorcio y este enamorado de Hana , sabes que no me acostaré con ella hasta que los papeles estén firmados. Incluso sabes que si la he besado, ha sido después de pedirte la separación, de decirte la verdad. ¿No es así?

Sonriendo amargamente, bachira , asintió, forzándose a no lucir herido a pesar de las palabras del hombre que amaba.

Tenía claro que su esposo no le mentiría con eso, que estaba diciendo la verdad, pero eso no lo hacía más fácil.

De alguna extraña forma, si le hubiera dicho que se acostaba con su secretaria , no tendría tantas dudas porque habría atribuido que los deseos de separación a una calentura de isagi por su asistente, sin embargo... Si no se habían acostado y con suerte habían compartido unos besos, eso significaba que había sentimientos más profundos que le aterraban.

- ¿Qué estás haciendo aquí, isagi? - Pregunto con voz rota.

isagi apunto a su bolso .

- Vengo por los papeles - contestó impasible - pero también tengo claro que no vas a querer , bachira - Suspiro sentándose - Treinta días, ¿no es así?

bachira miro a los ojos azules de su marido.

- ¿Cómo pretendes hacerlo? - isagi suavizó su tono - comprendes que ya no te amo, solo te estás haciendo más daño, Bachi.

Que le llamara con aquel diminutivo tan significativo hizo que algo doliera dentro de él.

- ¿Más daño? - se burló quebrado - ¿Cómo me voy a hacer más daño, isagi? El hombre que amo quiere dejarme porque está enamorado de otra persona y lo único que pido son treinta días para poder demostrarle que aún puedo ser suficiente para él.

La expresión de isagicambio y con suavidad le tomo las manos, llamando su atención, pidiéndole con ese simple toque que se calmara un poco.

- Meguru - murmuró - no digas esas cosas ¿está bien? Tú eres... Eres más que suficiente para cualquier persona, es más, yo diría... Que nadie te merece, menos yo - isagi trato de sonreírle, aunque bachira desvío la mirada, sabiendo que pronto se pondría a llorar - Bachi, todavía te quiero, y porque te aprecio lo suficiente te estoy pidiendo esto. Por favor, firma los papeles, no es necesario que sigas con esa tontería.

Su labio tembló.

- ¿Tontería? - Trago saliva - ¿Querer luchar por tu amor te parece una tontería? - se puso de pie, repentinamente enojado - ¿Querer salvar nuestro matrimonio de ocho años, te parece una tontería?

-Sabes que no me refiero a eso.

- Treinta días - exigió bachira-. Es eso lo que te pido, isagi o tendrás que llamar a mi abogado para el divorcio.

- Como quieras - Dijo con la voz dura - pero apenas termines con esto, entonces tendrás que firmar todo lo que te exija.

Soltó una risa helada.

- Está bien - Dio un paso, alzando la barbilla para estar a la altura del pelinegro - pero estos treinta días, isagi, serás solo mío, ¿entendido? No quiero verte de forma romántica con tu asistente ni que pases noches afuera diciendo que tienes que trabajar. Para que esto funcione, tú también tienes que poner de tu parte.

El contrario apretó los dientes observando los ojos dorados de bachira, y sintió algo extraño removiéndose en su estómago, al ver esa mirada tan decidida en el rostro de su esposo. Pero por sobre todo, algo se estremeció cuando noto lo hermoso que se veía aquel hombre tan cerca suyo.

¿Cuánto tiempo llevaba sin tenerlo de esa forma a su lado?

No podía recordar bien.

- Bien - se acercó, su aliento chocando con la respiración ajena, pero tampoco quiero verte cerca de ese arrastrado, bachira.

el bicolor encaro una ceja.

- ¿Acaso yo no soy un arrastrado, isagi?

Humedeció sus labios, gruñendo una maldición en voz baja.

- Te he dicho que no me gusta que te refieras así de ti.- dijo haciendo un puchero el peli-negro.

Por primera vez en días, bachira sintió como sus labios se curvaban en una sonrisa tímida y algo temblorosa luego de ser regañado.






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