Esos gritos del alma
Que nadie se digna a escuchar
A esas personas que no se atreven hablar
Gritos tan fuertes que nadie puede escuchar.
Esos, que nadie se da cuenta
Por que son tan silenciosos y ala vez tan molestos
Esos gritos que a nadie le importa
Son gritos del alma sangrante
Que exigen ser escuchados
Pero la gente solo se comporta denigrante
Pues ellos no son los dañados.