¿Lo sabías todo este tiempo? Kim Jiwoong, te hice una pregunta. Respóndela. Hazlo, no me hagas perder más mi tiempo. Supiste hace mucho que me gustabas, ¿no? Te gustaba la idea de que yo estuviera enamorado de ti. Te gustaba la idea de verme intentar tan fuerte como me fue posible gustarte. Te encantaba ver mis ojos llenos de esperanza cada que me llamabas con esos apodos que me llenaban el corazón verlos salir de tu boca. Siempre supiste que la razón por la que siempre estaba a tu lado fue por que me atraías. Me encantabas Kim Jiwoong. Y lo sabías. Lo sabías mientras te acostabas con todas tus mujeres. Te fascinaba ver mi cara cada que me contabas un nuevo encuentro amoroso que tenías. No podía controlar mis reacciones antes aquellas anécdotas. ¿Cómo te sentirías si la persona que adoras te cuenta como destroza a una mujer diferente cada día? Me contabas a detalle como las hacías gritar y solo admirabas mi cara llena de celos y frustración intentando ser camuflada por desinterés.
Me dolía cada que me llamabas porque una mujer terminó contigo, aun cuando tenias toda la maldita culpa. Nunca te recrimine tus relaciones tóxicas porque no te quería apartar. Darte la razón aun cuando seas la persona más nefasta que conozco me hacía sentir que te ibas a quedar a mi lado por todos días. Al final no pude estar más equivocado. Porque cada que te encontrabas a una nueva, me dejabas de hablar, de ver, me esquivabas. Pretendías que no existo. Y sabes muy bien como me hacía sentir aquello. Porque cuando volvías por consolación te esperaba como un perrito callejero reencontrándose con su dueño.
Te aprovechaste de cada centímetro de mí. Me drenaste tanto la sanidad mental que me sentía triste cuando algo malo te pasaba. Me reclamabas todos tus males, exigiéndome cada día un nuevo consejo para luego decirme que soy el peor amigo. Nunca te gusté. Entonces, ¿por qué decidiste seguir buscándome? Sabias que siempre estaría esperando una llamada, una respuesta a mis mensajes. Por eso no te molestabas en si quiera entrar a mis mensajes de texto.
Me siento tan estúpido por pensar que llegaríamos a tener algo. Cada vez que tus ojos se pasaban en mi cara, mi estomago salía de la escena. Me encantaba como me mirabas cuando te consolaba. Me hacías sentir especial, como si fuera el único que te entendiera. Me hiciste sentir especial, uno en un millón. Para que días después me hagas sentir como si fuera la cosa más inútil, despreciable, desechable que se te haya cruzado por enfrente. No creas que se me olvido cada palabra que me dejaste cuando no llegaba a tu casa a tiempo para repararte. No creas que perdí la conciencia cuando te emborrachaste y me amenazaste con sacarme del armario con toda la escuela por haberte llevado tarde a la casa. Eres de lo peor, y aun asi te admiré y te deseé como un niño anhela aquella paleta multicolor.
Quería llevarte a la luna, no, a saturno. Lejos, donde nadie nunca te había llevado. Donde te pueda enseñar como me hacías sentir. Donde te pueda demostrar lo que era ser amado sin remordimientos. Anhelaba tanto el día en el que me dijeras que todo lo que hacías estaba mal y me abrieras tus brazos dándome entraba a tu corazón, y una ves por todas, ser felices juntos.
Pero eso no ocurrió. Oh no, nunca iba a ocurrir. Estabas tan cegando con tus pensamientos atroces que cuando estaba al aborde del acantilado me dejaste solo, una vez más.
Kim Jiwoong, ¿enserio te atreviste a dejarme solo? Te atreviste a dejarme abandonado aun sabiendo que la única compañía que tenía era la tuya. Aun cuando estuviste durante la muerte de mis padres. Aun sabiendo que mi familia entera me había dado la vuelta cuando supieron que era gay. Me abandonaste aun cuando me prometiste siempre estar mi lado. Que ingenuo que fui al confiar ciegamente en tus palabras.
Y te daba risa. Te parecía cómico todo esto, ¿no? Te parecía cómico reírte con tus amigos sobre mis desgracias. Kim Jiwoong, te reías de mi con tus bastardos cuando mis padres murieron. Te atreviste a hacerme la burla mientras yo caía más profundo en aquel abismo. Intenté agarrarme de tu brazo, pero ni siquiera me lo extendiste. Y, aun así, me quedé a tu lado. Me mantuve cerca de tuyo. Porque me dabas protección, me hacías sentir hallado.
Todas las noches, antes de dormir, me pregunto si conoces la pena. ¿Sabes qué es eso? Ni cuando me humillaste enfrente de todo el salón de clases la conociste. Ni cuando te tiraste al único varón que se atrevió a hablarme cuando estaba casi muerto. Te carcomía por dentro saber que mi atención ya no iba hacia ti. Detestabas la idea de que hubiera alguien para mí, alguien que me entendiera. Lo odiabas tanto que ni siquiera pensaste dos veces antes de acostarte con él. Me quitaste todo Kim Jiwoong. Me dejaste sin nada. ¿Cómo esperabas que me fuera si me tenías robado?
Estoy escribiendo esto, en ese lugar en el que siempre te esperé. Aquella azotea que consideraba nuestro lugar, pero tu lo tomabas como motel. Aquellas noches donde llegaba emocionado a mi lugar seguro y te encontraba en un acto obsceno con una persona. Se revolcaban en mi espacio favorito, no teniendo cuidaba con el volumen de sus voces. Y me ardía. Me quemaba. Pero nunca te lo reclame, porque eso te hacia feliz, supongo.
Pero ya me cansé de darte todo y recibir una mierda a cambio. Kim Jiwoong, quiero que sepas que lo que hiciste anteriormente no representa ni un porciento el daño que me hiciste aquella noche. Todos esos malos momentos los pude llegar a soportar, los ingoraba y los desechaba. Pero cruzaste una línea tan grande. Jiwoong, ¿por qué lo hiciste? ¿Qué te hice? ¿Enserio tenías que venderme de esa manera? Mierda Jiwoong, ¿llegaste a esos extremos sin ningún remordimiento? Hiciste que el Matthew que tanto te apreciaba y rotaba a tu alrededor saliera disparado en otra dirección, al vacío, a la perdición. ¿Y todo eso por... dinero?
Jiwoong, todavía siento como mi cuerpo temblaba ante los múltiples azotes y perforaciones que recibía. Todavía puedo sentir las quemaduras sobre mi piel mientras me insultaban. Esas palabras se marcaron tan profundo en mi mente. Escuchar que eres un maricon, un degenerado, desnaturalizado mientras te profanan se quedó tan dentro de mí. Durante mucho tiempo pensé que todo fue mi culpa. Por haber caminado por aquella calle solitaria y oscura a alta horas de la noche. Me culpé tanto tiempo. Ni siquiera tenía tu apoyo porque estabas de nuevo en esas etapas de pretender que no existía. Mierda, Jiwoong, me estabas perdiendo, me estaba muriendo y tu ni siquiera te atreviste a preguntar. Me mirabas deambular por la escuela como un maldito fantasma. ¿Y no te importé lo más mínimo? Durante ese tiempo lo único que esperaba era un mensaje, mierda Jiwoong, esperaba un "¿estás bien?" Cada día revisaba mi teléfono con desesperación esperando aquel maldito mensaje. Dos palabras. 4 silabas pronunciadas por tus labios.
Estoy en la azotea contemplando la gran ciudad de Seúl en este invierno. Pero por alguna razón, no puedo sentir frio. Tal vez sea por estar aquí arriba durante horas pensando si vale la pena mi vida, mis decisiones. Me cuesta decir esto, pero por fin descansaré en paz, Jiwoong. Gracias por darme ese ultimo empujón. Ese último empujón en aquella calle solitaria. Donde aquellos vándalos sin corazón después de ser atrapados declararon ser enviados por dinero por una persona. Una maldita persona, Jiwoong. Mierda, no sabes cuanto deseé partirles la cara cuando escuché tu nombre sobre los labios de esos insensibles. No quería creerles. No podía.
Pero me fue imposible hacer caso omiso a todo esto. Tenían pruebas, mensajes de texto, recibos. Jiwoong, te pregunto una vez más ¿valió la pena los miles de dólares que ganaste con esto? Me iré de tu lado para siempre, no regresaré. Quiero descansar de esta dolorosa vida. Pero antes de irme decidí dejarte este recado.
Kim Jiwoong. El hombre por el que pude soportar 22 años de mi vida. El hombre al que le dediqué cada aliento, cada latido de mi corazón por años. Ese hombre al que le permití atajarme en cada parte de mi vida con tanta facilidad. Al hombre que siempre estuve en mi mente. Ese hombre había hecho que perdiera mi chispa, mi última esperanza en la tierra. Gracias Jiwoong por darle fin a esta tortura. Gracias por ese empujón.
Esos años donde te consideré mi colega, mi mano derecha. Esos años donde me detenía para esperarte a que te amarras el zapato. Se han ido Jiwoong. Ya no habrá más años. Me largo de esta tortura que se llama tenerte cerca. Me costó tanto darme cuenta. Ahora veo el pasado y me veo tan idiota. Me siento un imbécil al ver como caía en tus trampas. Me causa risa y repudio tu actitud. Estar en esta azotea me brinda comodidad, y siempre soñé con tenerte entre mis brazos, mientras mirábamos el cielo. Lamento decirme que eso no ocurrirá. Nunca lo hará. Te quise por mucho tiempo, pero es tiempo de decirte adiós, ¿no crees?
Para cuando leas esto, si tienes tiempo para leerlo, estaré enterrado 3 metros bajo tierra. Viéndote desde saturno, vigilando cada movimiento que hagas. Quiero ver como tu vida decae lentamente hasta que termines en el mismo destino que yo. Kim Jiwoong, espero ver como tu miserable vida se derrumba. Esto no es una despedida, esto es un hasta pronto. Te veo luego, Kim Jiwoong.
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Hasta pronto, Kim Jiwoong - mattwoong
FanfictionUna simple carta dirigida para su mejor amigo Kim Jiwoong. Fanfic auténtico. Prohíbido adaptaciones. Oneshot. Contiene temas muy fuertes, recomiendo discreción antes de leer. Si eres suceptible a estas cosas, no eres bienvenido aquí.