El Chico Del Sótano - Tom Kaulitz ✔️

Capitulo 1

Mamá, ya me voy, debo irme a trabajar-dijo para luego cortar la llamada. La chica se dirigía a su trabajo que es cuidar niños ricos. El trabajo es temporal ya que es solo para pagar unos gastos de la casa. Ella vive sola, ya que sus familiares están en otro país. Hoy es su primer día en la casa de los hoffman, (ese es el apellido de los niños) a ella no le gustaba trabajar con niños ricos por qué la mayoría son malcriados pero igual a veces no lo son

Al llegar sentí una vibra rara, pero no le tome atención.

-Hola señora hoffman, soy Mackenzie la niñera -Dije para luego estrechar la mano con ella

-Hola señorita Mackenzie, ahora le daremos un papel con las reglas e indicaciones, para estos 5 días-dijo la señora hoffman

-en casó de qué no cumplas alguna de estás estarás despedida inmediatamente

-Ok, no se preocupe cumpliré cada uno de ellas

-bien el es Alex y ella es Isabella, ellos son los niños que tendrás que cuidar. Eso es todo adiós nos vemos en 5 dias- dijo la señora hoffman para luego irse

Cómo es de noche los niños se fueron a dormir, mientras que yo en la habitación que me dieron me puse a leer las reglas e indicaciones

Hubo una regla que me llamo la atención que decía "No entrar al sótano por nada del mundo" ¿Porque no entrar? No le quiero poner atención, porque soy alguien muy curiosa y si voy a ver romperé una regla y me despedirán. Me saque esa idea de la cabeza y me puse a dormir

Al día siguiente

Me levanté y me bañe y hice mi rutina rápidamente para luego levantar a los niños para llevarlos al colegio. Mientras ellos se vestían yo cocinaba huevos revueltos para el desayuno

-Mackenzie, ya estamos listos,¿Que hicistes de comer?-pregunto Isabella

-Hice huevos revueltos-dije mientras los servía

-iu, que tipo de comida es esa-dijo Alex

-Es un desayuno - que te lo meteré hasta por las orejas si no te lo comes-pensé

-Ay, no asco, mejor compro un café y una donna en el Starbucks- dijo Isabella para luego irse con Alex

Dios que niños más malcriados- pensó Mackenzie.