UNHOLY

Unholy
(SONGFIC*)

**NC17

¿Cuántas veces debes asistir a un lugar para convertirte en cliente regular? ¿Todos los martes y jueves? ¿Dos, tres, cuatro veces... a la semana?, ¿o en cada oportunidad que tuviera?.

Poco a poco se acababan las excusas de reuniones a altas horas de la noche, las cenas de negocios que se prologaban hasta la madrugada, las supuestas cenas con amigas que regresaban después de años a la ciudad o las videollamadas en la empresa en otros usos horarios que la alejaban constantemente de casa.

¿Qué diría la prensa si la descubrían saliendo de este lugar? ¿Qué diría su papá? ¿Qué diría Eva? ¿Guillermo? ¿Sebastian? ¿Qué diría la sociedad?

Escándalo... la ruina del prestigio de su familia, eso sería. Perdería a su familia, nunca se lo perdonarían, la alejarían de lo que más amaba en la vida.

El riesgo era alto, la tentación mucho mayor.

¿Qué pasaría si a la heredera del imperio Carvajal, la imagen del altruismo y la responsabilidad social de la fundación de la familia, la Princesa de México como la llamaba desde hace años la prensa, la encontrarán aquí en el "BodyShop"? Un conocido y exclusivo lugar donde todos podían ser libres, donde los pecados se convertían en bendiciones.

Un lugar para todos los sabores, para todos los gustos. Muchos lo llamaban un lugar de perdición, ella lo llamaba libertad.

La primera vez fue solo curiosidad, algo que había encontrado por casualidad. La segunda, la tercera, todas las veces durante los últimos cinco meses había sido por ella.

Sólo por ella.

Un droga a la cual era adicta, una droga de la cual no podía alejarse.

Calmó su corazón que latía intenso en su pecho, por nervios o excitación, no lo sabía. Su antifaz ocultaba muy poco de su rostro, una prenda que al final siempre terminaba olvidada en algún lugar de ese lugar, perdida entre besos, caricias y murmullos desesperados.

Violet la acompañó hasta su lugar, si, después de meses tenía su propio lugar asignado junto al escenario, lo suficiente aislado para tener la privacidad deseada y una ruta de escape por si así lo necesitaba.

Violet era hermosa, Jorge igual, dos caras de una misma moneda, Valentina era tan habitual en ese lugar que conocía las dos versiones de la host principal.

Le llevaron su bebida, ventajas de ser recurrente.

En el escenario frente a ella, una pareja demostraba un juego de dominio y sumisión absortos en su propio mundo. Ambos hombres tenía cuerpos marcados y sin pizca de vergüenza lo mostraba libres al público, las máscaras negras los envolvían en misterio y sensualidad.

Apenas eran las seis de la tarde y ya otras personas se encontraban en el lugar, los podía ver acercándose a sus lugares de interés, mostrando sus pulseras, en verde, otras en amarillo. Observó la suya la que nunca había cambiado de color desde el primer día, en el que en un principio solo quería ver, recordaba la adrenalina de pensar que alguien la reconocería detrás de su antifaz. Las visitas siguientes su pulsera seguía siendo roja, no quería la atención de nadie más, solo de una persona. Para los demás Valentina estaba prohibida y ella no tenia ningún problema con ello, a Valentina no le interesaba nadie más que la gerente del lugar.

Sería tan fácil tirar todo por la ventana, si eso no significara perderlo todo. La fundación por la que tanto había luchado o perder a su familia. Sería lastimarlo a él, no lo amaba, quizás nunca lo había hecho, y algo dentro de ella lo sabía desde un principio. Lo quería como quien quiere a su mejor amigo, no a un esposo, uno que había estado con ella por los últimos cinco años, quien la apoyaba en todo, quien era un buen esposo, un buen padre a pesar de los constantes viajes.