Capítulo Único - La Propuesta.

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No tengo claro cómo fue que sucedió ni mucho menos el cómo llegue a esto, pero aquella mujer humana de extrañas ropas se logró robar mi atención por completo

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No tengo claro cómo fue que sucedió ni mucho menos el cómo llegue a esto, pero aquella mujer humana de extrañas ropas se logró robar mi atención por completo. Al principio solo eran miradas fugaces que le dirigía por la valentía y fortaleza que la caracterizaba, cada vez que me encontraba con aquella manada a la que pertenecía la veía reunir un valor inimaginable para un humano y enfrentarse a mi sin un ápice de miedo, era a tal punto que podía notar la poca importancia que le daba al hecho de que su frágil vida podría terminar bajo mis filosas y manchadas garras con tan solo un movimiento de mi parte. Todo lo relacionado con esa diminuta mujer termino por despertar un interés inusual en un daiyōkai como yo, algo que era poco creíble para cualquiera que lo escuchara.

¿Un daiyōkai enamorado de una mujer humana? Sin duda era desquiciado pensar en eso o, al menos, eso era algo que yo mismo pensaba en el pasado ¿Qué diría mi padre de esta situación? Sin duda alguna se reiría de mi persona, se mofaría de que había sucumbido a los encantos y el atractivo de una simple humana al igual que él con la madre de Inuyasha, claro que las situaciones eran diferentes en algunos puntos.

¿Cuándo cambie mi forma de pensar? Si tuviera que definirlo en un momento específico simplemente lo llevaría a aquella noche en que el idiota de mi medio hermano la había lastimado una vez más, como ocurría con frecuencia en aquel tiempo.

Siempre me ha gustado admirar la noche, dejar a mi protegida junto con Jaken en alguna cueva que le entregara suficiente protección a la niña humana y así poder dirigirme al oscuro bosque para disfrutar de mi soledad. Siempre fui un demonio poco comunicativo, solitario en simples palabras, mi única compañía era aquel pequeño yokai de piel verdosa que me juró lealtad y que sigue mi camino sin reproche, pero todo cambio cuando Rin se cruzó en mi camino. Tal vez mi helado corazón sintió la calidez de aquella niña logrando que se ablandara, se hizo más humano y gentil, dando paso a lo que sucedió aquella noche con la miko.

~Flash back~

Caminaba por el bosque como ya era costumbre para mí, buscaba el silencio de la noche para ahogar cualquier pensamiento que tuviera como motivo principal a la humana que acompañaba a Inuyasha, pero lamentablemente aquella noche sería diferente de algunas del pasado.

Oí el suave y melancólico llanto de una mujer, sabía muy bien de quien se trataba, pero aun así decidí acercarme hasta el lugar de donde provenían los quejidos. Por alguna razón todo lo relacionado con ella me causaba curiosidad, ya sea por aquellas extrañas ropas que vestía o por el hecho de que no demostraba miedo cuando estaba en mi presencia. Al acercarme pude distinguir la femenina silueta, se encontraba sentada en un tronco que estimaba había sido derribado hace años y la única compañía que parecía tener eran los peces que nadaban tranquilamente en aquel lago de claras aguas. Su amargo sollozar se coló en mi corazón generándome una incomodidad que no lograba comprender por completo ¿me preocupaba por ella? ¿me frustraba que Inuyasha la lastimara? No tenía las respuestas a aquellas preguntas, pero buscaría la forma de responderlas.

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