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Han pasado dos semanas desde que Atsushi decidió pasar un tiempo con su madre. Desde el momento en que llegó a casa y ella lo recibió con los brazos abiertos, Atsushi supo que el viaje no sería unas vacaciones para pasar un buen rato con su familia; su madre no estaba bien, y esto quedó confirmado tan solo unas horas después de estar en casa.
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Sentados en la sala, Atsushi había terminado de acomodar algunas cosas en la casa y ahora compartía un momento tomando té con su madre.
—Hemos estado bastante ocupados estos meses; el álbum ha tenido una mejor acogida de lo que esperábamos. Estamos muy emocionados por lo que vendrá en el futuro, mamá. —comentó Atsushi.
—Estoy muy feliz de escuchar eso, cariño. No sabes lo orgullosa que estoy de ti. —respondió su madre, acariciando las manos de Atsushi—. Aunque me siento algo culpable de pensar que viniste hasta aquí solo por mí, seguro tenías muchas cosas que hacer.
—No te preocupes, mamá. Tenemos estas semanas libres, un pequeño descanso, y qué mejor que pasarlas aquí contigo.
Su madre lo miró sonriendo y justo cuando iba a decir algo, un ataque de tos la interrumpió. La tos fue empeorando, y Atsushi se acercó para darle delicadas palmadas en la espalda y aliviarla un poco. Cuando finalmente la tos dejó a su madre, ella retiró la mano de su boca y tanto ella como Atsushi pudieron ver pequeñas gotas de sangre.
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Desde ese momento, Atsushi se encargó de agendar una cita con el mejor médico de la ciudad. Su madre insistía en que no era nada y que no era necesario preocuparse tanto, pero Atsushi la ignoró y continuó con todo el proceso.
Durante la primera cita médica, Atsushi y, sobre todo, su madre, finalmente entendieron la gravedad de la situación. El médico mostró preocupación por los síntomas de su madre y la prolongación de estos. Confirmó que no era normal y ordenó todos los exámenes posibles para llegar a un diagnóstico.
—Todo va a estar bien, cariño. —dijo su madre, tratando de calmar a su hijo cuando vio la preocupación en su rostro.
Después de una larga semana, ahora se encontraban esperando la llamada del médico para confirmar los resultados de los exámenes.
Atsushi estaba recostado en la cama de su habitación después de haber hecho algunos quehaceres en la casa. Su mente estaba plagada de sentimientos encontrados. Por más que su madre le repetía que no se preocupara, él no podía evitarlo. En el fondo sabía que todo era más complicado de lo que parecía. Solo con ver el estado en que se encontraba su madre, se le llenaban los ojos de lágrimas. A menudo se preguntaba si tal vez el hecho de que la enfermedad de su madre hubiera llegado tan lejos era su culpa. Los últimos meses habían sido agotadores, y Atsushi estuvo tan ocupado que estuvo alejado de su madre y de la cruda realidad.
Alrededor de las tres de la tarde, la madre de Atsushi se encontraba en la casa de su vecina, su amiga. Al principio, Atsushi estuvo un poco renuente a la idea de que su madre saliera de casa, pero luego se dio cuenta de que tal vez le haría bien despejarse un poco. De pronto, escuchó el sonido que tanto había estado esperando, pero que a la vez lo tenía atemorizado: el teléfono.
—Aló —contestó Atsushi—. Habla Atsushi.
—Buenas tardes, habla el doctor Miyasaki. Los resultados de la señora Sakurai ya están en mis manos. —Las manos de Atsushi comenzaron a temblar al escuchar esas palabras.
—Buenas tardes, sí, claro, mi madre no se encuentra ahora mismo, pero yo puedo tomar la llamada. ¿Cuáles fueron los resultados? —Atsushi pudo percibir cómo el doctor tomó un gran suspiro antes de responder.
—Los resultados no fueron muy favorables. Los análisis de sangre mostraron la presencia de Bacteriemia, lo que significa que hay bacterias en el torrente sanguíneo, y la radiografía de tórax reveló abscesos pulmonares, lo cual dificulta la respiración y explica la tos con sangre y flema. —El doctor hizo una ligera pausa—. La realidad es que es mucho más grave de lo que pensábamos. Sobre todo la Bacteriemia, la señora Sakurai tendrá que ser internada lo más pronto posible para comenzar el tratamiento. Recomendamos que estén aquí a más tardar mañana. Lamento mucho no traer buenas noticias, pero le aseguramos que haremos todo lo posible para tratar a su madre.
Atsushi sentía que todo a su alrededor se desvanecía, era incapaz de procesar lo que el doctor estaba diciendo. Sabía que su madre no se encontraba bien, pero no creía que estuviera tan mal al punto de necesitar ser internada. La culpa lo consumía poco a poco, si tan solo hubiera estado con ella cuando todo empezó y recibió la llamada de su madre diciendo que se sentía mal, tal vez no habrían llegado a este punto. ¿Cómo pudo ser tan egoísta como para poner su carrera y un estúpido álbum antes que a su propia madre?
—¿Atsushi-san? ¿Se encuentra bien? —pregunto el doctor, después de no recibir respuesta—. Sí, claro, estaremos ahí hoy mismo, ¿hay algo que debamos llevar? —respondió Atsushi.
—Ropa cómoda, utensilios de aseo, cosas básicas.
—Claro, muchas gracias, nos veremos más tarde. Que tenga un buen día. —Atsushi colgó la llamada sin dejar que el doctor se despidiera.
Su mente iba a mil, se sentía abrumado. —Todo va a estar bien, iremos al hospital y en un par de días estaremos en casa. —Atsushi intentó convencerse a sí mismo, aunque las lágrimas salían de sus ojos y sus rodillas temblaban. Lo que él no sabía es que dentro de unos días su mundo se desmoronaría frente a sus ojos y la peor etapa de su vida daría inicio; donde la tristeza, culpa y un profundo sentimiento de soledad tomarían por completo su vida.
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