Prólogo

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Silencio.

El silencio se denomina específicamente como "la ausencia de ruido", curiosamente, si este es nombrado se romperá. Así como el silencio puede ser un agradable alivio en una situación altamente bulliciosa este también puede volverse un tanto...incómodo.

Y justamente, en el momento en el cual nuestra historia de desarrolla, un silencio incómodo llenaba el comedor del palacio imperial en el cual la familia Secramise de Arbezela se encontraba disfrutando de su cena.

El silencio incómodo entre los miembros de una familia tan caótica no era exactamente ajeno en su agenda, sin embargo este silencio era diferente. La palidez en los rostros de dos miembros de aquella familia no era normal, su incomodidad se entrelazaba con su sorpresa, desfigurándose en muecas de shock. Era como si les hubieran lanzado un balde de agua fría, lo cual podría ser una buena forma de describir la situación actual, después de todo la noticia que el emperador dejó caer sobre la familia de manera tan descuidada no era motivo de risas.

—Su majestad —la primera concubina lo llamó, su rostro era casi tan blanco como la nieve que caía en Galdeon. — ¿A qué se refiere con...? —su voz quedo atrapada en su garganta, no se veía capaz de formular correctamente su pregunta. Era extraño ver a la nombrada "bruja de la luna roja" en un estado de completo shock, incapaz de hablar con claridad.

— ¿No he sido claro con mis palabras? —preguntó el emperador, observando a su concubina por el rabillo del ojo. Su gélida mirada provocó que un escalofrío recorriera el cuerpo de la mujer pelirroja.

Saliendo de su estupor, la primera y única princesa del imperio decidió llamar a su padre, captando su atención en el momento. A pesar de su sorpresa, ella también tenía la intención de aclarar sus dudas.

—Es una...inesperada noticia —la princesa Ariana expresó, manteniendo un semblante calmo ante todo momento, no había razón por la cual entrar en pánico, o al menos ella no era quién debería preocuparse. — ¿Ha llegado una propuesta de matrimonio para Bavilo desde el imperio de Kalopsia?

—En realidad se ha decidido reforzar el tratado de paz entre el imperio de Kalopsia y el imperio de Arbezela a través de un matrimonio político, mi niña —el emperador la corrigió, otorgándole a su hija una cálida sonrisa, la cual sirvió para relajar el ambiente tenso en la habitación. — La emperatriz de Kalopsia ha propuesto que el príncipe Bavilo contraiga matrimonio con el rey de Silvestria.

Dicha noticia no dejaba de ser sorprendente para la familia imperial. Aproximadamente dieciséis años atrás el imperio de Kalopsia y el imperio de Arbezela habían entrado en una guerra por una cuestión de territorio. La guerra concluyó con una tregua entre los imperios hace un poco más de diez años, aunque siempre había sido tema de discusión las inhumanas habilidades de batalla que poseían los guerreros de Kalopsia, siendo comandados por una emperatriz que podría ser comparada con uno de los monstruos más sanguinarios en la batalla.

Los ojos amatista de la princesa se posaron sobre su hermano mayor, Bavilo de Secramise. La palidez en su bronceado rostro era simplemente sorprendente, incluso llegaba a parecer cómica si la mirabas mucho. Ariana no había considerado que su hermano debería retirarse de la lucha por el trono por un matrimonio arreglado, sin embargo tenía cierto sentido; si Bavilo se volvía el rey consorte de Silvestria no podría ser nombrado emperador de Arbezela, lo cual era simplemente perfecto para ella, era casi como si le hubieran confirmado su puesto como princesa heredera.

—Querido, he de preguntar ¿Se ha fijado una fecha para la llegada del rey? —la emperatriz preguntó. Roserice también se hallaba un tanto sorprendida, pero la cautela con la cual trataba el asunto le hizo recordar a Ariana que estaban en un tablero de ajedrez y que tenía piezas que usar en contra de la retorcida primera concubina.

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