capítulo 12

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Ambos tomaron el tren regreso a casa, se sentó uno junto al otro, y reían mientras disfrutaban del camino de vuelta.

-Gracias por regalarme la mejor noche de mi vida-dijo kagami

-¿Bromeas? Tú me regalaste la mejor noche de toda mi vida, tú eres lo mejor de todo,. Por esto y mucho más me siento el chico más afortunado de tenerte a mi lado.

Kagami sonrió y tomó su cuello para acercarlo a ella y unirse en un dulce y tierno beso.

Cuando llegaron decidieron que aún les daba tiempo para caminar en el muelle donde fue su primer beso.

-¿Estás listo?

-¿Para qué?

-Hay que ir a nadar.

Félix la miró serio y respondió.

-No, dejé de nadar y lo sabes.

-Si, si nadas, sólo que no lo has hecho en un buen rato y yo nunca he nadado en estás aguas así que ¿vas a llevarme?

-No.

-¡Vamos!

-No, hablo en serio, no voy a nadar-dijo serio.

-Pero tú me obligaste a cantar y yo no quería.

-¡Eso fue muy diferente!

-¡No, no lo es!

-¿Tienes una idea de lo helada que está el agua ahora?

-Felix... Podemos haber venido hasta acá, a la playa con este hermoso cielo estrellado y no nadar, o podemos meternos al agua y seguir pasando la mejor noche de nuestras vidas.

-No traigo traje de baño.

-Yo tampoco...-sonrió acercándose a la orilla del mar.

Cuando kagami llegó a la orilla se quító la camisa que tenía puesta, sólo tenía su brasier a la vista; volteó a ver a Feliz quien venía detrás de ella.

-¿Vienes? -preguntó quitándose su pantalón dejando ver sólo su ropa interior.

Felix al verla quedó sorprendido, después comenzó a imitar su acción hasta quedar en ropa interior.

Ambos se metieron al agua completamente fría.

-¡Por dios está helada! -exclamó sintiendo cómo la temperatura de ésta invadía todo su cuerpo - ¿lo estoy haciendo bien?

-Algo así.

Ambos rieron.

-¿Lo ves? no es tan malo, no odias el agua.

-No odio nada cuando estoy contigo.

Ambos juntaron sus labios por milésima vez y unieron sus cuerpos para conseguir calor.

Después de un largo rato de nadar ambos salieron del agua, se vistieron e hicieron una pequeña fogata en la arena, se acostaron y consiguieron el calor que tanto querian.

-¿Sigues pensando en la vacante del instituto?

-No, No dejo de pensar en que después de la cirugía dejé de nadar. Descubrí que ni siquiera sabía quién era yo, y tampoco los demás. Los chicos con los que había ido a la escuela por doce años sólo me veían como "el de la piscina". Ya no tengo que vivir esa vida.

-Oye, no eres "el de la piscina" pero, tampoco eres el que no lo intenta, has todo lo que puedas ahora y luego decide, porque ahora eso es importante-dijo kagami abrazándolo más.

-Cierto-respondió Félix  pensando en sus palabras.

-Bien-habló kagami para después unir sus labios.

-¿Lista para el mejor amanecer del planeta?

Kagami se asustó. Pasó tan rápido la noche que no pensó en ver la hora.

-¿Amanecer? ¿Felix, qué hora es?

-Diez para las cinco ¿por qué?

Kagami revisó su teléfono. Catorce llamadas perdidas de su madre.

-¡No, por favor! ¡No, por favor!

-¿Qué pasa? me estás asustando.

La chica tomó sus cosas de inmediato y corrió a casa como si no hubiera final.

El sol apenas empezaba a asomarse y kagami tenía el tiempo corto.

Félix la alcanzó con una bicicleta que normalmente se quedan en la playa y subió detrás de ella.

-¡ACELERA FELIX, RÁPIDO!

-¿¡Qué diablos pasa¡?

-¡RÁPIDO! -grító aún más desesperada,

El chico pedaleo lo más rápido que pudo, estaba muy asustado, pero no se comparacion el pánico de kagami.

Ella sólo pensaba en las consecuencias graves que tendría si el sol la toca, podría ser la última vez que ella esté aquí.

Cuando llegó a su casa bajó corriendo de la bicicleta, y abrió su puerta cerrandola de inmediato dejando a Felix asustado y con los nervios al máximo.

-¡Kagami¡-tocó la puerta con desesperación -¿Qué sucede? Por favor, estoy muy asustado

Kagami soltó algunas lágrimas.

Ella aún podía oirlo detrás de la puerta, pero no había vuelta atrás; el sol la tocó.

amor de media noche [feligami]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora