I. La Elección

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Comencemos con una suposición:

Escuchaste que, para escribir aun cuando no tienes inspiración, es bueno armar una rutina, y escribir todos los días en un mismo horario, para tomar costumbre y formar el hábito.

Te propusiste escribir todos los días a las 8 PM, y la primera semana resultó genial. Al principio fluyó muy bien, necesitaste un poco de fuerza de voluntad y disciplina, pero se logró.

A la segunda semana te encontraste necesitando más fuerza de voluntad para lograr cumplir con tu horario, y, cuando te tocaba escribir, más de una vez te encontraste pensando en alguna otra actividad que podías realizar a esa hora.

Para la tercera semana ya sientes que tu fuerza de voluntad flaquea, y te preguntas cómo es que lo hacen esas personas que organizan perfectamente su día y logran cumplirlo.

Ya, luego de esto, podríamos imaginar dos escenarios: uno en que te forzaste a continuar con la rutina disciplinadamente, pero en el que varias veces te encontraste sentado frente al papel o pantalla avanzando 50 palabras en el periodo en que otros días conseguías 500. O bien, acabaste rompiendo la rutina, y sintiéndote culpable por tu falta de disciplina.

Esta historia no necesariamente representará al total de personas en el mundo, pero si da cuenta de un fenómeno común y ampliamente estudiado. Los seres humanos tenemos una necesidad innata de libertad, y actuamos en su defensa cuando la sentimos amenazada.

Piensa en esta estrategia de marketing común: Hay una "Gran venta de liquidación", y en la tienda virtual o campaña publicitaria dice "¡Últimas unidades!", que, a veces es cierto, pero en más de alguna ocasión el vendedor tiene un almacén lleno con el producto, y necesita deshacerse de él.

Probablemente, en algún punto de tu vida, te veas recibiendo un producto que no necesitabas o realmente no querías, pero que compraste porque, tal vez, podía servir de algo, y no querías perder la oportunidad de conseguirlo.

En esa última frase está la clave de este capítulo: No querías perder tu libertad de elección.

En psicología social, a este efecto se le llama "Reactancia psicológica" y está a la base de muchas conductas sociales, desde el consumo hasta las decisiones electorales. Y no está ausente en el desarrollo individual.

Muchos planes de dieta fallan, porque las personas acaban agobiadas por la falta de elección. Cuando sabes que no puedes comer algo, es cuando más antojo de ese algo viene a ti, y eso no es más que nuestra necesidad de libertad tomando las riendas.

¿Podemos apagar esta necesidad de libertad? Ciertamente no.

Se trata de una necesidad tan válida como el comer, y, aunque no nos llevaría a la muerte el no satisfacerla, definitivamente nos alejará del estado de bienestar que buscamos si no la satisfacemos.

Entonces, ¿Qué podemos hacer al respecto?, ¿Cómo logran satisfacer esta necesidad las personas que si cumplen con sus rutinas y planificaciones?

La respuesta puede ser algo compleja, o, mejor dicho, puede haber varias respuestas que son ciertas y que se presentan total o parcialmente en una determinada situación.

Existe una vieja máxima dentro de los estudios de la mente humana y es que: "No podemos elegir lo que nos pasa, pero somos libres de elegir nuestra respuesta ante lo que nos pasa".

Resulta un aforismo un tanto polémico, pues es común que en situaciones difíciles nos sintamos orillados hacia una única respuesta, o no nos sintamos capaces de dar una respuesta o acción diferente a la que estamos dando, pero los estudios de conducta humana han demostrado que, aún en las circunstancias más extremas, tomamos elecciones.

El escritor y la motivaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora