Los amados de mis conocidos

One-shot

Adamas no era de buscarse problemas— amenos que tenga que defender a sus hermanos— él permanecía algo distante a todos los hechos que habían pasado después del Ragnarök, si bien al inicio se juraba asesinar sin ningún rencor a los humanos y a las valkirias que le arrebataron la vida a sus hermanos esta vez no podía estar más agradecido con ellos por desperdiciar sus deseos en traerlos a la vida, no eran los únicos dioses muertos que habían vuelto, pero ¿Quién podría ser más importante para Adamas que sus propios hermanos? Nadie. Sus días se los pasaba junto a Beelzebub, haciendo cosas que ni él comprendía, pero para el pelinegro parecía muy relevante, todo podía marchar como de costumbre y podía sentirse relajado, pero eso no duro lo suficiente cuando el silencio que siempre había dentro del laboratorio fue llenado con la animada voz de un científico,  Adamas juraba que podía oír su voz incluso si no estaba dentro del lugar... Talvez se estaba volviendo loco. 

A pesar de ello, notó algunos cambios en el Dios encorvado, a veces podía ver una sonrisa en sus labios o que se dirigía al científico con palabras suaves, inclusos los podía oír reír juntos por lo bajo. Eso le generaba un tic en el ojo, pero no podía huir, no después de que se le contó a Hades sobre tales interacciones que estaba teniendo el loco Dios maldito con el científico hablador. Su hermano mayor ahora lo esperaba con más detalles de esas charlas cada vez que se reunían. Adamas conoció un lado de su hermano que no sabía que existía, solo lo miro como si todo rastro de vida se le hubiera escapado y hubiera quedado una cáscara vacía. 

Pero más vacío quedaría cuando una vez llego al laboratorio solo para encontrarse con su compañero encima del científico en una situación comprometedora, se quedó por un momento parado en la puerta y se congeló cuando su mirada se encontró con la del castaño que lo miro con una completa vergüenza, mientras levemente se veía agitado y jalaba del cabello del contrario, el pelinegro no le presto ni atención, ni lo noto, este estaba más concentrado en disfrutar el devorar el cuello de su amante a besos. 

Su presencia desapareció del laboratorio como si nunca hubiera estado ahí, excepto para el científico que claramente lo había notado. Adamas sentía un frío recorrer su cuerpo, mientras pensaba en muchas cosas, como talvez haberle gritado a Beelzebub que tuviera al menos un poco de respeto por su escritorio en donde él trabajaba o se dignara en cerrar bien la puerta, incluso que el laboratorio no era una habitación para andar haciendo esas cosas. Su presencia en el laboratorio no se hizo presente durante todo ese día, de todas maneras no es como si a los otros les importara o lo vayan a necesitar, ellos seguirían experimentando solo entre ellos dos.

Al día siguiente solo no asistió al lugar, no estaba preparado para volver a encontrarse tal situación dentro del laboratorio, así que decidió ir a visitar a su hermano mayor, no, no le contaría lo que vio en ese momento, ni siquiera él lo había procesado, lo cual le pareció raro después de todo él ya estaba bastante grandecito para saber sobre ese tema y no avergonzarse, pero todo cambiaba cuando lo veías en vivo y se trataba de uno de tus conocidos más cercanos.Para cuando llego a donde su hermano mayor se maldijo internamente con el pensamiento que tal vez todos sus conocidos habían entrado en estado de celo o algo así, solo que esta vez fue mucho más raro, ya que cuando el emperador noto su presencia este dejo salir un leve gemido placentero para luego llevar uno de sus dedos a sus propios labios para pedirle guardar silencio mientras sus ojos estrellados lo miraban. Adamas huyo del lugar ante tal encuentro vergonzoso y la actitud descara del amante de su hermano mayor.

Ahora se encontraba caminando por los pasillos del inframundo para salir de ese sitio, junto a él iba Hades caminaba pidiéndole que no mencionara nada de lo que vio, su voz era suave y calmada, no era una orden y lo comprendió cuando le pido que no le digiera nada a Poseidón, Adamas sé lo prometió de todas formas no lo haría, porque sabía que este no lo escucharía y si lo hacía terminaría desquitándose con él, logrando su segunda muerte.