Dulces Sueños: Poemas para Aliviar la Ansiedad y Encontrar la Belleza de la Vida

Capítulo 3: "Versos de Abundancia"

En la danza del universo, la abundancia se despliega,
como un río inagotable que fluye con gracia y armonía,
cada latido del corazón, cada aliento que se entrega,
es una muestra de la opulencia que llena cada día.

A veces, en la ansiedad, podemos sentirnos desprovistos,
como si el mundo se cerrara y el miedo se apoderara,
pero en la mirada correcta, en los ojos bien abiertos,
encontramos la abundancia que en cada rincón se resguarda.

La naturaleza misma nos muestra su pródiga belleza,
en los campos floridos, en el mar que besa la costa,
en cada puesta de sol, en el alba que empieza,
en cada fruto maduro, en cada hoja que se torna rosta.

En la sonrisa de un niño, en la risa compartida,
en el apretado abrazo que nos reconforta el alma,
en el amor que damos y en el que es recibida,
encontramos la riqueza que nunca se descalabra.

La abundancia no solo es un tesoro material,
sino un estado de plenitud que vive en lo intangible,
es la gratitud por lo que se tiene, lo real,
y la esperanza por lo que vendrá, lo abarcable.

En medio de la ansiedad, podemos recordar,
que en la escasez de un momento, hay oportunidad,
la abundancia está en la actitud de entregar,
y en la creencia firme de que todo llega en su ocasión.

Cultivemos la abundancia en cada paso que damos,
en cada palabra amable, en cada gesto de bondad,
conscientes de que, en el corazón que da sin atar cabos,
la fortuna del espíritu se expande con tranquilidad.

Abundancia es la paz interior, la fe que nos guía,
la certeza de que somos parte de un todo infinito,
es el desapego a lo efímero, la ilusión que se desliza,
y el saber que el presente es un regalo bendito.

Así, en este capítulo, te invito a abrir tus manos,
a recibir con gratitud la abundancia que te rodea,
a dejar ir las ansiedades, los miedos, los desengaños,
y a descubrir la opulencia que en tu ser se recrea.

Versos de abundancia, una melodía que nos arropa,
y en cada nota, el recordatorio de que somos completos,
en la danza de la vida, una orquesta que nos recuerda y agrupa,
que en el presente y siempre, somos seres repletos.