Gatos Y Ratas

Cabello

Quedaba un solo fin de semana para que el periodo escolar iniciara, por lo que Heavy estaba hundido en aburrimiento ya que había terminado su lista de deseos para esas vacaciones y no sabía que podía hacer para matar el tiempo. Había pasado tantas horas viendo su celular que incluso eso le parecía aburrido.

-Maldita sea- susurró mientras actualizaba su feed de Instagram por milésima vez en el día. Sus pocos amigos estaban aún dormidos ya que acostumbraban dormir tarde y por consiguiente despertar por ahí de las cuatro de la tarde, su madre estaba en el bar acompañada de su padre y Dee, su novio, aún no daba señales de vida.  Bien podría ir a su casa ya que estaba relativamente cerca, pero aún le daba vergüenza recordar que el señor Glam los atrapó en una comprometedora sesión de besos la última vez que fue a su hogar. Si bien el rubio no hizo mayor escándalo, Heavy deseó con todas sus fuerzas que la tierra se lo tragara y lo escupiera en Tijuana.
Ya harto del Internet, bloqueó su pantalla y adoptó una posición de estrella en su cama, sintiendo rebeldes mechones de su cabello sobre su cara. Trató de apartarlos con un soplido pero no lo logró, por lo que algo irritado los quitó con sus manos, de verdad es molesto, pica en los ojos y en la nariz. No malentiendan, ama su cabello largo, pero si fuera un poco más corto de enfrente se quitaría de muchos proble... Un segundo.

-Ya sé que voy a hacer hoy- dijo sonriendo de lado. Oh no, no lo hagas Heavy. El pelirrojo se levantó de un salto y corrió a buscar unas tijeras; al encontrarlas, sonrió y las metió en la bolsa trasera de su pantalón.

Luego de una búsqueda en YouTube bastante extensa encontró un tutorial de un estilista sobre como hacer un corte estilo los 70's y decidió que intentaría hacer eso con su cabello.
Frente al espejo del baño tomó un poco de agua de la llave y mojó la parte posterior de su cabello, lo dividió en secciones y comenzó a cortar por aquí y por allá con una casi nula idea de lo que hacía. Era divertido, pero no estaba seguro de que tanta mierda estaba haciendo con su pelo. Una vez terminó de cortar grandes mechones, suspiró y se miró en el espejo.

-¡Carajo!-

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-No llores, Heavs, no se ve tan mal- dijo un rubio mapache mientras abrazaba y consolaba a su pequeño novio. Y no mentía, ahora su pelirroja melena llevaba un lindo y pequeño flequillo, dandole cierto aire tierno/inocente.

-¡No, Dee, mierda! Se ve horrible- replicó mientras se pegaba más al cuerpo contrario. El ojiazul río quedamente. -¿De qué te ríes, princesa?- sus ojos esmeralda se asomaron por encima del pecho que lo acogía.

-Nada, es que...- vaciló -te ves lindo, pero pareces un gato enojado justo ahora.- completó con una risa nasal, viendo al más bajo con ternura y un deje de burla. Este rodó los ojos e insultó entre dientes a su amado.
Un largo silencio se formó en aquella habitación negra y cuidadosamente ordenada. El pelirrojo de verdad odiaba su nuevo corte, pero estaba tratando de hacer las paces con él. Por otro lado, Dee se moría de ganas de besarlo y poder ver más de cerca ese tierno fleco.
-¿Me besas?- preguntó el de piel tostada, mirando a su pareja. Esto claramente tomó por sorpresa al rubio ya que no esperaba que en un momento de enojo su novio le pediría algo así. Sin pensarlo mucho sostuvo su cara y tomó sus labios en un beso tranquilo, apenas siendo un leve roce entre sus bocas. Heavy cortó el contacto unos segundos para acomodarse mejor sobre su rubio y continuaron ya con el pelirrojo sentado sobre el regazo del otro, abrazando su cuello. Poco a poco el beso se intensificó y se podían escuchar chasquidos húmedos en toda la habitación que fácilmente se podían confundir con el sonido del aceite en la cocina.

-Te amo...- susurró Dee mientras apretaba ligeramente la cintura de su novio. A pesar de que no era la primera vez que su adolescente cuerpo reaccionaba de esa manera a tal contacto íntimo con su pareja, aún le encantaba sentirlo sobre él, besándolo tan desesperadamente e incluso moviendo su cadera quedamente y tal vez de manera inconsciente.

-Yo a t-ti- respondió el otro con un leve temblor, ahí fue cuando el ojiazul notó que su lindo pelirrojo tenía el mismo problema, por decirlo de alguna forma, que él. Era peligroso seguir con aquello, pero la manera tan sumisa en la que se mostraba Heavy frente a él lo tentaba a rendirse y aceptar cuales fueran las consecuencias de aquello. Antes de que pudiera pensarlo más, siguió besándolo hambrientamente y como pudo comenzó a frotarse más libremente contra él. El calor que Dee emanaba era embriagante para el pelirrojo, tanto que no pudo contener pequeños quejidos, mismos que se acallaron entre el beso. Al estar tan ensimismados en el momento, no alcanzaron a escuchar las pesadas botas subiendo las escaleras. Glam no solía ser un padre restrictivo, más seguía procurando que Dee y su novio no sobrepasaran cierto límite por motivos de edad; así que de vez en cuando, si dejaba de escuchar ruido en la habitación de su hijo, iba a revisar que tanto hacían juntos.
Al entreabrir la puerta pudo ver la espalda de Heavy ligeramente arqueada sobre el rubio y moviendo su cadera sin ritmo alguno, casi desesperado, por lo que supo que debía intervenir en ese momento. Cerró la puerta despacio y luego de ello tocó un par de veces. Esperó unos segundos en los que se escucharon murmullos entre risas y regaños, un golpe contra el piso y carraspeos. Una vez que pudo ver dentro de la habitación de su hijo el mismo lo recibió tratando de parecer tranquilo -aunque su respiración, cabello y ropa eran un desastre- y en el suelo estaba el pelirrojo sentado sonriendo con nerviosismo, "revisando Instagram".

-Hola Dee, ¿Heavs se quedará a comer? Ya está lista la lasaña- dijo con una sonrisa pacífica.

-Ah, claro, en un minuto bajamos- respondió su hijo mientras se pasaba una mano por el cabello, buscando acomodar los rebeldes mechones que salían de su coleta.

-¡Gracias, señor Glam!- dijo en un tono alegre el más pequeño, recibiendo una sonrisa más amplia y un asentimiento como respuesta.

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Afortunadamente para la pareja, el rubio mayor no hizo ninguna pregunta en la mesa ni durante la hora y media en la que estuvieron viendo una película de comedia. Una vez terminó, la mamá de Heavy fue a recogerlo en su motocicleta, agradeciendo a la familia Shvagenbagen por cuidar a su "pequeño demonio", en palabras de la propia Victoria. Glam mantuvo una corta charla con ella y antes de que anocheciera ya estaban encaminándose a su hogar.
Ambos rubios entraron a su casa y el mayor se dispuso a lavar los platos sucios con su hijo detrás de él, recargado en la isla de la cocina y viendo algo en su celular. Cuando terminó con ello, dobló su mandil y lo guardó para luego dirigirse a su hijo.

-Dee- llamó, haciendo que el susodicho levantara la mirada luciendo aburrido como siempre. -Sé que no lo digo mucho, pero quiero que sepas que puedes confiar en mi- ante esto, el menor se confundió un poco y alzó una ceja, así que su padre prosiguió -No me gusta que me ocultes cosas, ¿De acuerdo?- con duda y cierta precaución, Dee asintió, aunque siendo sincero no esperaba que su padre sacara de la bolsa de su pantalón un paquete de condones, ¿desde cuando llevaba eso ahí?
-Por si los necesitas, recuerda que la seguridad es primero- dijo y se los tendió, viendo la expresión de sorpresa en su rostro y el sonrojo que adornaba el mismo.

-Gracias, pa...- respondió mirando a otro lado.

-Por nada, hijo- dijo ensanchando su sonrisa -Descansa, nos vemos mañana- agregó antes de sacudir su mano en los rizos contrarios y retirarse a su habitación. La respuesta de su hijo fue una pequeña sonrisa y un asentimiento, evitando por completo el contacto visual.

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Idk, la parte donde Heavy se jode el cabello está basado en un hecho real de mi vida, recién me tusé el fleco y quedó horrible.
Espero les haya gustado, los tqm.
Siempre suya, Live🐢