■Capitulo 1□

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—¡Correle! Ya van a llegar los clientes— dice mi mejor amigo, Dylan.

—Perate, aún no me termino de arreglar.

Termine de arreglarme y salimos corriendo del vestidor. Dylan se fue a limpiar unos estantes y yo me quedé barriendo todo.
La tienda de papá y mamá era muy amplia, se acercaba Navidad, así que había más ventas.

🦆🦆🦆

La campana sonó dando a entender que un nuevo cliente acaba de entrar.

Giro para ver quién es y me encuentro con la amable señora Rous.

—Buenas tardes, señora Rous— digo mientras camino hacia ella y dejo la escoba en una de las paredes. — ¿Çomo le va hoy?

—Muy bien, gracias, mi niña—. Sonrio y pregunto:

—¿Qué busca hoy?

—Vengo a comprar algo para mi nieto, es un adolescente, ya sabes como son los adolescentes de hoy en día. —doy una suave carcajada ante su comentario—. Esta un poco rebelde, pero es bueno, siempre me visita los fines de semana.

—Me alegro por usted, señora Rous— hago una pausa—. Es para Navidad, supongo.

—Ambos, se acerca su cumpleaños y quiero darle un regalo aparte de el que le voy a dar en Navidad. Ya está grande, el año que viene cumple 20, como creció mi muchacho.

—Ohhh, ya veo.

—Pensaba darle unos patines, pero no es muy fan de eso. ¿Algo que me puedas recomendar?

—Mhm, a los chicos de hoy les gusta los videojuegos... y ese tipo de cosas.

—Muy bien. ¿Dónde se encuentran los videojuegos y esas cosas?

—En la sección 8.

—Muchas gracias, mi niña. Nos vemos luego.

—A usted, señora Rous.

La señora Rous es una mujer de mayor edad, siempre viene a la tienda, a veces se queda a charlar un momento con mamá.
Una muy amable señora.

🦆🦆🦆🦆

Al acabar mi horario de trabajo voy al vestidor y me cambio.

—¿Ya nos vamos?— pregunta mi amigo esperando afuera del vestidor.

—Sip.

—¡Yeah! Te tardas un chingo— lo miro mal.

—¿Vamos a comer tacos después de un día cansador?

—¡Si! Hace tiempo que no comía tacos.

—Hace dos días comimos tacos.

—Por eso.

Ambos reímos.

—Ya nos vamos, mamá.

—Claro, mi pequeña. Ve con cuidado. Adiós, Dylan.

—Hasta luego, señora.

Salimos de la tienda y fuimos donde venden tacos.

—Están buenísimos.— digo con la boca llena.

—Demasiado— dice mi amigo.

Luego de comer vamos a casa, vivimos cerca, con decir que su casa está a lado de la mía.

—Bye, bye, besitos, besitos, muack— dice mi amigo mientras se aleja.

—Byeeee.

Entro a casa, voy a mi habitación, dejo mi mochila a un lado y me tiro a la cama.

Agarro el celular y abro WhatsApp. Entro al chat de Dylan.

—Hasta mañana🖕🏻✌🏻<3.

—Hasta mañana🖕🏻.

Sonrio al ver el mensaje.

Él y yo somos como almas gemelas, pero no en el sentido amoroso, sino en el sentido de amistad. Él me conocía perfectamente y yo a él.

Espero les guste la nueva historia.

Por cierto, perdón no haber subido más capítulos, esque fui de viaje a Santa fe, pero ya regresé y les voy a actualizar de las demás historias.

BYEEEEE








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