El cometa del amor

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Era una cálida y pacífica mañana como cualquier otra en Tokio, las calles estaban transitadas por ciudadanos y autos, al tiempo que algunos negocios recién abrían sus puertas por la temprana hora y otros aún seguían trabajando por ser locales de 24 horas.

El por su parte caminaba despreocupado con sus manos reposando dentro de sus bolsillos y su mochila colgada únicamente de su hombro derecho, poseyendo ese típico e inmutable semblante en su pálido rostro. Se dirigía a la preparatoria como cualquier otro de sus días rutinario, mientras observaba al frente mirando una que otra cosa que le llamara la atención, aunque eran muy pocas, ya que no era del tipo que se impresionara con facilidad. El era más neutral.

Esa mañana no se encontraba de muy buen humor, se suponía que su torpe y molesto mejor amigo debió pasar por el para ir juntos al instituto, pero al parecer este se había quedado dormido (como siempre) y le avisó por un mensaje de texto que se fuera sin el, porque de lo contrario, llegaría tarde y odiaría que tuviera un retraso en su perfecto observador por su culpa. En fin, idiota.

Miró el semáforo en espera de que cambiara de color para poder avanzar y una vez lo hizo, cruzó la calle para dirigirse a la próxima cuadra. Su padre le había ofrecido llevarlo en el auto (aprovechando que el iría al trabajo) pero se negó rotundamente a esto, ya que el prefería disfrutar del cálido sol matutino, de esa forma tenía un ligero espacio consigo mismo para pensar y prepararse mentalmente para las desgracias que viviría inminentemente en el día. No es como que su vida fuera mala, simplemente ciertas personas... Solían estorbarle, como por ejemplo esa fastidiosa chica de pelo rosa que tanto lo irritaba, o esa maldita ciega de mierda que acosaba a su amigo hasta más no poder, como si agente del FBI se tratara.

Hizo una mueca al recordarlas a ambas y continuó con su camino pesadamente. Esa mañana por alguna extraña razón que el desconocía, le había costado demasiado despegarse de su cama, lo cual era bastante raro, porque incluso acostumbraba a levantarse minutos antes de que sonara su alarma. Tal vez solo tenía flojera.

Pasó frente a una tienda, e instintivamente giró su cuello hacía ella para observarla. Frente a esta había un gran televisor pantalla plana encendido, que producía un canal de noticias con las tendencias más famosas, mismo que le importó muy poco.

- ¡Ya es oficial! El famosísimo cometa del amor, atravesará el cielo de todo Japón el 23 de Julio a las 12:00AM ¡Deberán desvelarse si desean verlo con sus parejas!

Arrugó la nariz al escuchar la chillona voz de la periodista. Había escuchado esa noticia miles de veces en la semana y ya estaba empezando a hastiarse de ella.

El cometa del amor, sin duda era el tema más popular del mes, quizás hasta podría ser el del año. Todo el mundo se encontraba hablando de el y eso ya era bastante irritante.

Aquel fenómeno era uno de los más conocidos desde que se descubrió por primera vez y habían tres motivos que explicaban su fama; el primero, era porque ese estúpido cometa, fué nominado al más brillante y reluciente, existente. El segundo, se debía a que orbitaba muy cerca alrededor del sol y esto hacía que fuera muy visible y notorio a simple vista para los humanos. Y el tercero y el principal, era porque se rumoraba que si dos personas enamoradas profundamente de la otra, veían juntos su avistamiento, estos estarían juntos por el resto de sus vidas y se forjaría un vínculo sin barreras que llegaría más allá de la muerte, además de que los tortolos tenían el beneficio de pedir un deseo que la sociedad aseguraba se cumpliría, pero para esto, debía de existir verdadero amor entre los usuarios, de lo contrario, nada de aquello ocurriría. Algo patético desde su punto de vista.

Se decía que aquel cometa solo pasaba una vez cada 200 años, para visitar a las parejas que realmente se amaban y que su aparición solo duraba apenas 10 segundos. Esto para el sonaba como una ridiculez y un verdadero disparate, pero su lado humano y sensible le exclamaba con fuerza en su cabeza que aquello era una señal para tomar el siguiente paso con él.

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⏰ Última actualización: Jul 26 ⏰

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