⻨ ⸻ 𝗡𝗝𝗘𝗥𝗘̈𝗭𝗢𝗥𝗘 ⍮ 𝖮𝗋𝗂𝗀𝗂𝗇𝖺𝗅 𝗌𝗍𝗈𝗋𝗒

04

Había pasado ya casi una semana desde que salíamos diario a buscar municiones para el bunker. Changbin decía que era necesario para estar mínimo unos dos a tres meses resguardados si es que esto no cesa para entonces, pues pronto se avecinaba lo que vendría siendo la temporada de frío. Para nosotros en estos tiempos el frío se vuelve algo sumamente insoportable de vivir, y ahora con la falta de electricidad nos va a ser imposible resguardarnos bien.

Hasta ahora no nos hemos topado con el grupo de personas que Changbin me había contado, era bueno eso, sin embargo, no debemos mantener la guardia baja, esos tipos nunca son de fíar. En ocasiones por sobre nuestras cabezas sobrevuelan las enormes naves en forma de pentágono, son como tránsitos, según dice Changbin, pues están monitoreando toda la ciudad en busca de niños y mujeres.

— ¡Hey, Félix! — escuché el gritó del mayor desde el otro lado del mall, solo nos separaban las escaleras eléctricas.

— ¿Sí, topo?

Con mis manos juntaba varias bolsas de frituras como papas y cheetos, llenando mi mochila de mano que estaba en el suelo. Tal vez no era algo extremadamente necesario, pero era algo que a uno de vez en cuando se le antoja y trataría de hacer que durara un buen tiempo.

— ¡Debemos regresar ya, ya llevamos dos días fuera, no es recomendable!

— ¡está bien, ya voy para allá!

Grité de igual forma, observé lo que había tirado y vislumbré una barra enorme de chocolate con almendra, debía tomarla y ya irme, el chocolate sin duda es mi debilidad.

Le seguía al mayor detrás de él, nuestras mochilas venían cargadas de demasiadas cosas. En secreto había guardado varios paquetes de toallas femeninas para cuando mi periodo llegara, pronto llegaría, de eso no tenía duda porque podía sentir las hormonas más aceleradas de lo normal por estar ovulando. Una semana más y sacaría de mi mochila un paquete de toallas.

Topo desconocía mi anatomía, e igual si supiera lo tomaría con total normalidad, es un tipo de mente muy abierta y divertido, cuando habla no hay persona que lo ignore, te atrapa por completo.

El cielo se veía gris, el viento estaba algo fuerte pero nada que nos sacara volando a ambos, hacia el norte estaba una de esas naves nodrizas, las más grandes de todas de donde salían las medianas y las más pequeñas.
Changbin contó que en esas naves están o estaban todos aquellos humanos que han cazado estas criaturas, y de eso no tenía duda. Diario se ven pasar a estas cosas sobrevolando el cielo yendo hacia la nave nodriza desapareciendo en su interior. Entrar a ese lugar me causaba dolor de estómago, y no porque tuviera miedo, aunque en parte sí, pero más que nada era la curiosidad, saber que hacen ahí.
Sin duda su tecnología es miles de veces más avanzada que la de nosotros, ni siquiera las bases más poderosas de los humanos pudieron ni un poco contra ellos. Pero ahora estaban muertos, todos ellos, quienes se supone debían salvarnos de los alienígenas.

Un eco fuerte se escuchó detrás de una enorme fábrica de piezas de celulares, Topo paró en seco.
Su mano se puso contra mi pecho y ambos callamos al mismo tiempo, ni siquiera respirabamos, cualquier sonido muy bajito serviría.

— ¿escuchaste eso?

Preguntó viendo a todos lados, yo simplemente asentí con un nudo en la garganta.

Después de eso un grito parecido al de una mujer se escuchó, ¡largo, váyanse!

Changbin rápidamente cogió su escopeta de su espalda que colgaba encima de la gigante mochila que era casi de mi tamaño. Sigilosamente corrimos hasta donde provenía aquello, escondidos detrás de un grueso poste de metal.
Observamos a una chica de más o menos mi edad con una pistola en mano, apuntando sin miedo hacia los robots humanoides que flotaban en el aire rodeando a la mujer. Estos estaban decididos a llevársela pero una bala sería capaz de dañar sus armamentos, tal vez no daño permanente pero tendrían que tener cuidado a la siguiente bala o dejarían de funcionar y eso, eso fue algo que vi hace dos días cuando una de esas cosas destrozó el cuerpo de un maldito hijo de puta que le robó comida a una pobre mujer de mediana edad, se lo merecía, pero lamentablemente la mujer fue raptada y no pudimos hacer nada pues ese día no teníamos las armas que ahora cargamos con nosotros.