LOUD - [OFFGUN]

XXIII

Al regresar con los abrigos de los dos, las miradas estaban puestos en ellos, y para que los vieran, luego de ayudarlo a colocarse su abrigado saco, Off besó un momento los labios de Gun, quién se ruborizó completamente y escondió su rostro en su abrigo, mientras el rubio tomaba su mano y salían por la puerta delantera, a la vista de todos los demás.

Afuera, Off rodeó los hombros de Gun con un brazo, en un abrazo firme.

-¿Te dijeron algo? - preguntó el rubio, Gun dudó un momento, para luego negar. - Gunie, si te dijeron algo que te dolió dime quién fue y lo destruiré.

El castaño rió por el tono tan serio de su novio.

- M-Me enojé. - confesó, luego negó un poco. - No impor-ta.

Off suspiró, frotando su rostro con su mano libre.

Se sentía molesto porque alguien había molestado a su bebé, y por un momento vio todos los autos estacionados, con ganas de rayar a todos y cada uno con alguna palabra obscenas, sólo por hacer algo pequeño y no tan malo como golpear ancianos.

Se sentaron en el frente de la casa, donde un bajo muro de ladrillos, de un poco menos de un metro de alto bordeaba la entrada, sentándose sobre este.

- Sabes que te amo por sobre cualquier otra cosa en el mundo, ¿No, Gun? - murmuró Off, haciendo que el chico lo mirara, las pocas luces del alumbrado público parecían brillar en el reflejo de los ojitos de Gun, haciendo que se vean mucho más bonitos. - Te amo y eso vale mucho más que la palabra de cualquier vieja quejosa.

Gun rió un poco, sonriendo, para mirarlo con agradable, asintió.

- Lo sé. - murmuró. - tam-bién te amo. - añadió, haciendo a Off sonreír, sintió más ternura cuando notó que su novio había acompañado las palabras con las señas, y había dejado los dedos pulgar, índice y meñique extendidos por más tiempo.

Con cariño, Off tomó sus manos, acariciándola un poco, sintiendo lo regordetas y suaves que eran, tomando ambas, dejó besos en ellas, hasta que Gun rió por aquello.

- Siempre me pareció muy lindo cómo hablabas, gunie. – dijo rubio, refiriéndose a las señas.

Gun se ruborizó, sin saber cómo responder.

- Me enamoré mucho de todas esas palabras que no podía entender. continuó su novio, acariciando sus manitos. - Y amo tu voz también, Gunie, pero las señas siempre tendrán su lugar en mi corazón, entre todo lo que amo de ti.

Gun se mordió el labio sintiéndose cálido por sus palabras.

- No va a lo que iba, pero fue lindo decírtelo. - Off sonrió un poco más. - Ya que esta es una fiesta de cumpleaños, por más que no sea la fecha aún, quería darte mi regalo.

Off soltó los manitos de Gun para buscar en el bolsillo interno de su campera, amplio, y había entrado perfectamente la caja envuelta en papel colores pasteles.

Se la entregó a Gun, quién estaba con los ojos expectantes.

La abrió con más cuidado del que hubiera querido, hasta terminar viendo la caja con la foto de la cámara instantánea, de un lindo tono de amarillo claro, sonrió ampliamente, la dejó sobre su regazo para abrazar a Off como agradecimiento.

- Hey, hay más. - dijo Off, palmeando un poco su brazo, haciendo que se separen. - Cierra los ojos. - pidió, Gun obedeció.

Frunció un poco el ceño y sintió su corazón acelerarse cuando Off tomó su mano de nuevo, sintiendo que acomodaban algo en su dedo.

- Ya abrelos. - dijo el rubio, Gun miró directamente hacia su mano, donde ahora un anillo plateado y algo grueso, con una bonita piedra oscura, descansaba en su dedo.

Seguido de eso, Off alzó su mano, mostrando el mismo anillo.

- N-No quiero que lo tomes como que nos estamos casando a tan corta edad y e-eso, pero...

Gun miró al rubio, totalmente ruborizado, que despeinada y peinaba su cabello con nervios, sin saber qué decir.

- Q-quería compartir algo contigo. - dijo Off, bajo, se mordió un poco el labio inferior, sintiéndose avergonzado.

- Me en-canta. - dijo Gun, sonreía tan ampliamente que apenas podía verlo por lo pequeño de sus ojos.

Off sonrió, no sabía qué más podía esperarse de Gun, sabía que su amor era mutuo, sus nervios eran injustificados.

Y sin más, compartieron un cariñoso beso, sin importarles, sin ni si quiera pensar, en la mirada de algunos curiosos por la ventana de la casa.