𝟎𝟐.

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yue's pov
ATENAS, 2469 a.C.

— Padre, se que no debería haber ido con Artemisa y Apolo, pero me pidieron que me divirtiera un poco.

— Yue, olvidaste tu responsabilidad con los humanos. ¡No apareció a su hora, casi estropeas el cosmos!

— Padre yo...— Suspiré repensando lo que quería decir realmente. Pero debía hacer caso, el dios de la noche tiene razón después de todo.— Lo siento, no volveré a descuidarme, no saldré de mi lugar cuando se acerque la hora de la luz lunar.

— Bien. Puedes irte.— Asentí.

Me retiré del gran salón, Apolo y Artemisa estaban fuera escuchando, cuando aparecí los dos tenían la cabeza agachada. Se sentían culpables, y era entendible.— No os preocupes. Todo está bien.— Les tendí una mirada y después me fui del lugar.

Salí fuera y observé la ciudad de la diosa Atenea, era admirable ver a esos humanos. Parecían vivir sin preocupaciones, aunque se bien que no es cierto. El ser el dios de la luna me hace observarlos cada noche, es ahí cuando no tienen preocupaciones, todos están bien. Por las mañanas solo se ven cosas malas aunque algunas también buenas.

— Oye Yue...— Volteé para ver llegar a Apolo.— Siento lo que pasó ayer... ademas te lance de broma y no despertaste hasta después de unos minutos... yo...

— Tranquilo Apolo...— Sonreí.— Deberías irte.— No dijo nada, me miró muy apenado, algo le dolía de verdad y podía verlo en su rostro. No dijo nada más y se fue. Para entonces, continué con mi observación a los humanos, y decidí bajar allí, tenia curiosidad y tan solo había podido ir un par de veces.

Emprendí el viaje y alguien agarró mi brazo.— Pequeño Yue, ¿Dónde vas?— Abrí mis ojos por completo, Zeus agarraba mi brazo y aquello era algo impensable, ignorarle era algo malo también. Jamás debería hacer eso.

Por lo que se de mi vida anterior 'o posterior', Zeus es una persona muy posesiva y además algo egocéntrico, así que realmente no debías, ignorar, al dios, de los dioses.

— Gran Zeus...— Dije suspirando, volviendo a mi lugar y arrodillándome.

— Tranquilo joven. Puedes levantarte.

Así lo hice y le observé.— Señor... ¿Qué hace en la casa de la noche? Usted es un ser de luz..

— No olvides, que los rallos también salen de noche.— Abrí la boca algo sorprendido y asentí por la certeza.

— Cierto... perdóneme.

— Vengo a ver al Dios Nix, ¿Dónde se encuentra?

— Oh, padre.— Suspiré.— Hace no mucho seguía en la sala del centro.— Este asintió y volteó sin decir más, ¿porqué será que lo busca?

Finalmente se marchó y yo abandoné la idea de ir al mundo humano, la mayoría de nosotros no podía ir a ese mundo, cuando quisiéramos, no podíamos, yo por ejemplo no tengo nada que hacer allí, solo me ocupo de la luna y lo que suceda con ella, pero nada más.

Como iba diciendo, se que tengo una vida anterior "o posterior", porque aunque he nacido aquí y conozco con certeza todo lo que ha ocurrido en mi vida desde que tengo memoria, se me mezclan muchos recuerdos de esa vida cuando estoy con algunos dioses, se cosas de sus vidas o lo que puede pasar, pero tampoco puedo evitar que sucedan porque entonces estaría cambiando el futuro que viene por delante. A veces esos recuerdos hacen que me duela la cabeza, y recuerdo a la perfección como murió el Yue de mi vida anterior, bueno, al menos se supone que iba a morir.

No me espera mejor vida aquí, puede suceder cualquier cosa, y si algo me pasara a mí, entre las estrellas está la creación de Selene, diría que es mi hermana, aunque sólo si sucediera algo ella pasaría a tener mi lugar. 

La vida aquí es bastante tranquila,  ver los desordenes de los dioses y observar a los humanos. No sucede nunca nada en el palacio del cosmos nocturno, a excepción de anoche, cuando me retrase unos cinco minutos en colocar la orbita lunar en su lugar para que pudiera llegar la noche, donde mí padre se encarga de todo después. Nunca salgo de aquí, pero vinieron Apolo y Artemisa, los hermanos, Dios del sol y la Diosa de la caza (entre otros), pertenezen al principado olímpico, son Dioses mucho más importantes que yo, a más son hijos de Zeus. Los conozco desde que nací,  pero nunca habíamos salido tanto rato de palacio como ayer.

Caminé hacía las puertas del inframundo, para evadir el tiempo y ver a Hades, además él puede venir a palacio al vivir entre las sombras, así que lo conozco hace bastante, y como para no hacerlo. Saludé con una caricia a Can Cerbero y continué hasta encontrarme con él.

— ¡Hades!— lo llamé pero no contestaba.— ¡¿Hola?! ¡Hades!

— Por aquí... Y deja de chillar, por favor.— Suspiró y lo escuché de lejos. Me guíe por el eco y por primera vez me encontré al Dios del inframundo haciendo el trabajo real.

— Hola, Hades. ¿Cómo te encuentras?

— Bien, ¿Porqué iba a estar mal? Siempre estoy bien.

— ¿Que haces?

— Supongo que ya lo has visto, pero, ¿qué haces aquí? Nunca te he visto en este lugar.

Asentí.— No me gusta mucho ver esto. Aunque...

— No le conocía Yue, era solo una humana a la que se le coge aprecio.

— El Dios del inframundo hablando de aprecio.

— Yue.— Se me quedó mirando. Frunció el ceño y continuo mirando hacia el lago de las almas, donde los difuntos vagaban hasta el fin.— Vámonos de aquí.

Asentí.— Está bien.

Me levanté y lo seguí hasta una sala que había escondida entre las paredes del inframundo, ir por este lugar era una incógnita de donde terminarías si no lo conoces bien. Entramos a la sala de estar que tenía Hades por aquí.

— ¿Que te trae por aquí querido Yue?

— ¿Querido?— Empecé a reír.

— Una expresión Yue, ¿Qué haces aquí?

— He discutido con mi padre, he visto a tu hermano, Apolo se ha ido apenado por mi culpa, y...— hice una pausa.— He venido.— No puedo decirle a nadie sobre conocer algo extraño sobre otro Yue, de otra vida, que murió.

— ¿Y esa pausa? ¿Sucede algo, Yue?

— Tú eres el Dios del inframundo... Y tal vez contarte algo así... Podría.. podrías ayudarme.. tal vez...

— Si me lo cuentas, tal vez... Puedo ayudar. Ya sabes que siempre intento ayudarte en lo que pueda...

— No, hoy no. Lo pensaré. Lo consultaré con mi amiga la estrella esta noche.

— ¿Cuál de ellas? Hay unas cuantas en el cosmos.

— La primera que vea esta noche.

— Bien...— Miró hacia los lados y suspiró, volvió a mirarme.— ¿Te acompaño al palacio?

Asentí y me agarró del hombro pasando su brazo entre estos. No es propio del Dios del inframundo verle sonreír, o reír con alguien, pero... Conmigo él es diferente, y pienso, creo que es por qué nos conocemos desde hace mucho tiempo, puede ser mi mejor amigo, aunque llamar eso al señor de los muertos puede ser mucho, no le he preguntado nunca, pero siempre nos hemos comportado igual, bueno, cuando le conocí no era tan sonriente, más bien era serio, pero... No lo diré ahora. No hoy. Tengo trabajo que hacer con mi querida luna y pensar en si decirle sobre mi vida futura o pasada a Hades.













𝐀𝐍𝐀𝐂𝐇𝐑𝐎𝐍𝐈𝐒𝐓𝐈𝐂 𝐋𝐎𝐕𝐄 | 𝐁𝐋® ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora