EPÍLOGO.Y Ahora... Ahora por dónde empiezo.
Se me conoce como una persona un tanto individualista, alguien cerrado y con una tolerancia del dolor emocional alta.
Nadie en el mundo se imaginó verme así, yo pensaba que solo en las comedias románticas se llegaba a tal extremo. Pero jamás imaginé que yo podría si quiera rozarlo.
Pero aquí estoy, buscando aire porque me falta y trepando con las uñas sobre mi piel, porque sentir dolor emocional era peor que clavarme las garras en las pantorrillas.Algo que no encuentro son mis lágrimas. Él síntoma más común en un corazón roto. Pero en su lugar, me encontré pidiendo por aire e intentando no llegar al extremo de tomarme una pastilla tranquilizante. Llegar a ese punto me parecía demasiado. Mis hombros cargaban con tanto estrés que me estaban mareando del dolor y comer se había convertido en imposible.
Perdí la concentración y me agobiaba que alguien pudiera entrar en mi habitación sin llamar y simplemente me hablara.
El teléfono seguía encendiéndose con sus mensajes. uno tras otro, yo empecé la conversación, yo quería esto, ¿por qué me está quemando la mente y el corazón de esta forma?
Cuando levanté la cabeza del teléfono, pude ver la superficie de mi escritorio. Un cuaderno abierto, una letra temblorosa que reconocía como mía y unas frases que me dejaron helada.
"Estoy bien. Voy a estar bien. Este dolor no va a ser eterno. No pasa nada. Soy fuerte."
Me impresionó. Hace cinco minutos estuve garabateando esas frases, llena de desesperación y apunto de escupir mi propio corazón por la boca.
Ahí aparecieron mis lágrimas y se me contrajo el pecho. Un llanto desesperado, me temblaba todo el cuerpo. Y pude reconocer perfectamente de dónde venía.
Autocompasión.
No estaba llorando por él, ni por la ruptura inminente.
Era por mi.Por todo lo que pasé meses atrás aguantando todas y cada una de sus cagadas, como me silencié a mi mismo y perdí mi propia identidad.
Y me trepaba una rama espinosa por el alma, porque nada duele o decepciona más que dejarte a ti mismo y yo me dejé. Me fui y no me conseguía encontrar por ningún lado.
Yo, la persona con el ego más grande que un país y el amor propio del tamaño de un continente.
De repente lo perdí.
Y eso es lo que me ha dañado en las entrañas aquella noche.
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Alma de un vampiro
Science FictionEscribí historias y cartas, todas de amor sin haberlo experimentado. Y cuando lo experimenté, me olvidé de todo. Un reinicio en mi sistema. Ahora que me han roto el corazón, que mis músculos se encogieron de la ansiedad del dolor más fuerte que he...