Regreso

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Dios y mortal avanzaban en medio de la noche.

No había rastros de Poseidón o algún otro dios. Sin embargo, Hades permanecía atento, cauteloso y sobretodo preocupado ante algún posible ataque.

No había duda. Los sintomas indicaban que era obra de Afrodita, sin mencionar que las acciones de su hermano menor delataban las intenciones detrás de la fiesta.

El resto de lo humanos debería estar en la misma situación que Sasaki, incluso el emperador. Aunque albergaba la esperanza que todo fuera una exageración por su parte.

-Hades -san- dijo el samurai en su espalda. El dios griego podía sentir las respiraciones tenues como así también el calor del cuerpo mortal.

- Resiste, humano. Llegaremos pronto - expresó aumentando la velocidad.

Desde la distancia pudo ver a dioses salir del lugar. Una especie de neblina blanca salía por los ventanales y la terraza de la fiesta

- "¿Es una pelea?" - fue lo primero que pensó el dios mientras se acercaba. A través del umbral de la puerta vió como dioses inferiores estaban desmayados en el suelo. La decoración estaba desordenada y destruida. Retazos de la seda caían sobre las mesas y el suelo. Podía sentir los cristales rotos de las ventas o copas mientras caminaba.

No vió a ningún dios de su panteón, no vió a Belzeebub y tampoco a los humanos.

-"¡Maldita sea!"- maldijo mentalmente - "debo llevarlo de regreso a la mansión. Los demás deberían estar ahí. No puedo perder tiempo"

Mientras se acercaba a la salida, buscaba a la Valkiria del humano. Seguramente debería estar cerca. Intuía que no abandonaría a su compañero ante alguna amenaza.

Ya en el pasillo escuchó una voz:

-¡Sasaki! - dijo Hrist en su modo estruendosa.

Después de que ayudara a sus hermanas se había quedado para buscar a los Einherjars desaparecidos. Entre ellos su compañero, el samurái.

La valkiria vió la condición en que se encontraba el samurái. Se enfureció al verlo con Hades.

-"seguramente también es parte de esto"- pensó la mujer.

-¡Suéltalo, Hades! - gritó con furia tratando de liberar a Sasaki del agarre del dios.

-Hirst - susurró Kojiro sin verla - no le hagas nada. Él me ayudó - dijo sin levantar su cabeza

-Sasaki, debemos llevarte con los demás. ¿Estás seguro que puedo confiar en él ?

-No le haré daño, semidiosa- dijo Hades- con tono de molestia. Y sin esperar respuesta salió en dirección hacia la ciudad de los humanos.

Hrist no dijo nada. No era el momento.
El camino fue silencioso, escuchar los leves quejidos del samurái fueron una tortura para ambos.

Poco tiempo después, llegaron a la ciudad.
Era la primera vez que el dios ingresaba al recinto destinado a los humanos.

Hrist se colocó adelante y lo guió hasta la mansión. Al llegar, Eva abrió las puertas y unas lágrimas se escaparon de sus ojos.

-¡Sasaki!, Por favor llévelo allá - señaló una cama vacía cerca de los demás humanos - me alegra que pudieron encontrarlo.

Hades lo dejó con extremo cuidado sobre la cama. Hrist y Eva, inmediatamente revisaron la herida y el estado del samurái.
Tenía fiebre y leves temblores. De inmediato, Eva le colocó paños fríos en la frente del espadachin.

-¿Que sucedió, valkiria? - dijo Hades mientras veía cómo atendían al humano frente a él. Odiaba no poder intervenir pero sus poderes no eran de mucha ayuda para curar heridas.

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