Rojo {Spiderbear}

Rojo

One-Shot inspirado en la canción "Eres Mía" de Romeo Santos.

Contiene: NSFW, porno con poquita trama, infidelidad, hate a Cellbit (no estoy de acuerdo, t amo Cellbit), top!Spreen y bottom!Roier, fetiche de elogio, fetiche de degradación (uso de palabras despectivas que podrían no gustarles a todos), algunas cachetadas (consensuadas, obvi) y +4k palabras de puro pecado e infidelidades.

Disfruten. (;

***

Se cree que quien va vestido de rojo a una boda es porque es el amante del novio o vivió una aventura con él, por lo que quiere hacerse notar en su camino al altar del que fue o es su pareja a escondidas.

Roier había leído aquello en una de las tantas revistas que había revisado incesantemente antes de su boda. Para establecer un tema de vestimenta en la boda, era más que necesario dar un vistazo a paletas de colores interesantes o tradiciones.

Jamás se había topado con esa regla hasta esa noche.

—¿Crees que debamos prohibir el color rojo en la boda, Gatinho? —mencionó sabiendo que su prometido lo escuchaba, sentando tan solo a unos metros de él.

Cellbit levantó la mirada de su propia revista para observar a Roier con interés.

—¿Por qué?

—Una tradición —se puso de pie y le pasó la revista—. Mira.

Mientras Cellbit revisaba la revista, Roier rodeó el sofá para abrazar a su prometido por los hombros. Cellbit besó su brazo con dulzura mientras terminaba de leer la parte que Roier había mencionado. Se giró un poco para observar a su prometido.

—Podemos prohibirlo si quieres —dijo, con una suave sonrisa asomándose en sus labios—. Al menos que tengas algo que decirme ahora.

Roier soltó una risa antes de acercarse para besar los labios de Cellbit. Su mano quitó la revista del agarre de su prometido.

—No hay nada, Gatinho. Hay que escribir eso en las invitaciones.

Su prometido sonrió embobado y asintió.

—Sí, guapito.

***

La ceremonia y la noche se llevaron a cabo de una forma hermosa y tan tranquila que casi se sintió irreal. Roier estaba sumamente feliz, tanto que se permitió beber un poco y bromear con sus amigos. Entre esas conversaciones, el rostro de Jaiden pareció iluminarse con un recuerdo.

—Roier, ¿qué no habías comprado una falda de novia?

Roier jadeó por el recuerdo y se levantó tambaleante de su lugar.

—¡Sí! No mames, espérame, voy por ella.

Escuchó algunas risas y palabras intercambiadas entre sus amigos y otras de su ahora marido mientras se alejaba. La fiesta se estaba llevando a cabo a unos dos minutos del hotel donde se estaban quedando, así que no era difícil para Roier el ir y venir.

Se sentó en la cama para poder cambiar los pantalones de su traje por una pomposa falda de novia que había comprado sólo por las risas, aunque dentro de la bolsa encontró algo que había olvidado por completo.

Y es que en su ardua búsqueda sobre tradiciones, se topó con una que le pareció muy divertida. Las novias solían llevar una liga bajo el vestido, justo en la zona del muslo, para que sus maridos lo retiraran y lo lanzaran como una especie de ramo para hombres solteros.

Así que ahí estaba, en todo su esplendor, la liga con encaje que había comprado junto a la falda. La deslizó por su pierna hasta su muslo y sonrió satisfecho, después se colocó la falda y salió con rapidez del cuarto, ni siquiera revisando el seguro antes de volver a la fiesta.