sucesos inesperados, pero aún así, con finales felices

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Ya era alrededor de la medianoche en la casa del azabache. Lo único que había cambiado era aquel chico cuyos ojos eran tan brillantes, tal igual como dos luceros. Este se encontraba medio despierto. Bueno, no voy a mentir, medio despierto es algo difícil de decir, pues ni siquiera había podido conciliar el sueño en toda la noche. ¿La razón? Sus pensamientos.

Dirigió su mirada hacia su lado, donde se encontraba su celular en la mesita de noche. Lo tomó y visualizó sus mensajes; solo unos pocos. Algunos en el chat grupal del servidor, de sus amigos y uno llamativo que había logrado captar toda su atención.

—¿Qué hace despierto Ricardo a estas horas? —murmuro para sí mismo entrando al círculo de chat correspondiente. Suspiró y leyó los mensajes que el contrario le había enviado desde hace unas horas hasta hace unos cuantos minutos. 

Farfa intentaba de mantener la vista en el teléfono, pero el resplandor asaltaba agresivamente sus ojos, obligándolo a entrecerrar los ojos y bajar la barra de notificaciones, reduciendo aún más el brillo.

Perfecto, ahora sí, ya podría chatear.

Echó un vistazo hacia la hora y notó que ya era muy tarde. Miró los mensajes no tan convincentes que, después de todo, estaban mal escritos, como si el otro estuviera sufriendo lo mismo que él. Insomnio, jódete. 

Se alarmó al ver que Rich lo llamaba. Ya había contestado a los mensajes del contrario, quien le decía en cómo se encontraba y cosas así. Retiró su nube de ensoñación y finalmente contestó de una vez por todas con un suspiro cansado.

—Farfa —dijo una voz ronca desde la otra línea. Esa voz de mando había dominado por completo al argentino. Incluso su respiración se detuvo. ¿Por qué? Quién sabe, él solo se había ruborizado.

Farfa ya había calmado su respiración. —Rich, hola —se sentó en el respaldo de la cama y dejó que las sábanas se deslizaran sobre sus piernas. 

—Estoy en tu casa. Ábreme la puerta.

—¿Me andas bardeando, no?

—No, ábreme —seguido de eso se escuchó el timbre de su hojar, asustandolo inmediatamente. Colgó la llamada y quitó las cobijas de encima.

Sorprendido, saltó de la cama y de un portazo abrió la puerta. Miró hacia las escaleras y comenzó a bajar. Nuevamente, comenzó a caminar más rapido hasta llegar al primer piso, donde se encontraba la puerta principal. Inmediatamente, la abrió y lo vio. Ahí se encontraba Rich, mirando a otro lugar que no fuera a su puerta.

Rich le echó un vistazo rápido y entró. Saludo al azabache y esperó a que cerrara la puerta. Cuando el acto fue terminado, miró hacia arriba, al piso de arriba, y pidió permiso para subir. El otro entendió y aceptó.

Cuando Farfa comenzó a subir de primeras, notó que el contrario le estaba dando una mirada larga y constante detrás de él, como si estuviera visualizando su forma de andar, o bueno, su cuerpo, si lo dejamos claro.

Al llegar arriba, Farfa encendió el foco del pasillo y el foco de su habitación. Le indicó con la cabeza a Rich si deseaba entrar a su habitación, a lo que el Rich accedió.

Farfa fue acorralado en la puerta de su habitación, apenas entraron. De un momento a otro, sus labios estaban conectados. La lengua de Rich envolvía la de él. Era sorpresivamente creíble imaginar que todo lo que estaba sucediendo era un sueño. No podía creer que estuviera besándose con Rich. Después de unos minutos, Rich movió su lengua. Al percatarse de la intención de Rich, suspiró y alejó sus pensamientos. Abrió la boca para recibir la lengua del otro en un beso húmedo, mientras Rich lo atraía a su cuerpo en una petición para que tomara y alzará sus muslos para ubicarlo en su regazo. 

𝗼𝗻𝗲 𝘀𝗵𝗼𝘁𝘀 ✶ farfarichDonde viven las historias. Descúbrelo ahora