¿Qué haces cuando el amor de tu vida ha olvidado todos los momentos que pasó a tu lado?
Missa no está seguro de cómo manejar la situación, pero quizá con un poco de tiempo, Spreen logré recordar ¿O no?
《Porque en otra vida, él podría ser su chico》
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¡⚠️! Contenido sensible (alusión a la sangre y actos violentos).
Recomendación de la autora: Escuchar las canciones durante tu lectura para una mejor experiencia.
(Canción: Medo –Obinrin Trio)
"¡Spreen piedad!" La piedad solo existe cuando a quién castigas no carga realmente ante gran culpa. Pero sus víctimas no eran corderos blancos, ni ellos libres de pecado.
La sangre derramada aquella tarde solo fue una advertencia, una muestra de lo que les esperaba al encontrarse con ellos.
Naturalmente ya temían del dúo al compartir equipo, pero al enterarse de sus pérdidas la gente creyó que estarían distraídos y débiles.
Que satisfactorio fue reírse en la cara de Tanizen por aquella creencia estúpida.
La muerte de Quackity fue la gota que derramó el vaso a punto de explotar. Ahora el cuerpo del pato yacía enterrado en alguna parte lejos de su ubicación actual rodeado por margaritas, quizá hasta ya se había reencontrado con Missa y Rubius.
Shadoune fue el primero en levantarse después de tomarse un momento, ya no existía esperanza o fe que se reflejara en sus ojos. Se ajustó la mochila, limpio las lágrimas de sus mejillas y poco le importó seguir con la sangre viva de su amado sobre su traje, él solo quería venganza y Spreen no sería quien para detenerlo al encontrarse en la misma posición.
Las palabras se esfumaron, tomaron acción sabiendo que necesitaban aún más recursos de los que ya traían consigo.
Forjaron sus armas, limaron las asperezas en su defensa y dejaron la sangre hervir para tomar el coraje de los cuernos y volcarlo a su merced.
Ni siquiera sintieron lástima por sus víctimas, ya no existía compasión en sus miradas, siendo lo último que los caídos habían visto, el violeta brillante acabar con su vida. Spreen limpió la sangre en el filo del hacha, mientras Shadoune guardó el mechero que había usado para encender los explosivos.
La noche cayó al igual que la lluvia se intensificó, el ruido que provocaba al caer sobre el tejado era insoportable pero no faltaba mucho para dejar de oírlo si continuaban como hasta ese momento.
Era como si el mundo supiera que habían perdido la última gota de pureza en sus vidas, el cielo dejó de brillar al igual que los ojos del híbrido ánade. El aire sabía insípido, las flores perdieron su belleza y sus ojos se pintaron en la escala de grises.
"Voy por leña" indicó Spreen sin esperar recibir respuesta del ente que estaba sentado en el piso apoyando su espalda contra la pared. Dejar el cuerpo de Quackity atrás fue difícil, considerando que no podría regresar a por él pues la barrera se había extendido obligándolos a avanzar, el espacio cada vez se reducía y en cualquier momento serían unos cuantos peleando por la victoria.