La mariposa blanca

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Hace muchos años, en Japón vivió un anciano llamado Osvaldo. En su cabeza se admiraba una abundante cabellera blanca donde décadas atrás se había apreciado su cabello negro.

El hombre vivía en el país Oriental desde hace ya varios años ¿el por qué? nadie de los alrededores lo sabía.

La casa que con esmero construyó en su juventud se podía contemplar cerca de la cima de una colina. Su vivienda no era muy grande, pero era suficiente para él. Tenía un pequeño jardín al frente y una barda blanca alrededor. Lo curioso de todo es que el lugar donde decidió vivir se encontraba justo a lado de un cementerio antiguo.

"Curiosa decisión" pensaban muchos.

Cuando el señor Osvaldo salía al mercado, siempre se mostraba amable y con una sonrisa para quien fuera que lo atendiera o simplemente lo saludara. Con el tiempo que llevaba viviendo en dicho país, ya contaba con una buena pronunciación y se daba a entender adecuadamente, hablando casi todo el tiempo de manera formal y respetando las tradiciones del lugar.

Con esa actitud tan agradable, a casi todos los miembros de la comunidad les parecía de lo más extraño que el hombre viviera tan solo. No había estado casado y por ende, jamás había tenido hijos. 

Lo que sí sabían de él era que tenía un hermano menor, pero este hace algunos años había fallecido, dejando atrás a su esposa Giselle y a su único hijo, Alexis. 

El sobrino de Osvaldo y este, se tenían mucho cariño ya que para Alexis, su tío había resultado ser como un segundo padre. Muchas cosas en sus casi 34 años de vida las había aprendido gracias a su tío.

🤍🤍


Fue durante un verano que el anciano se enfermó. La enfermera que lo iba a ver los fines de semana fue quien informó a sus 2 parientes. 

- Está muy mal. - dijo secamente la enfermera al teléfono.

- Entiendo... Tomaremos un vuelo mañana mismo - dijo Giselle preocupada mirando a su hijo que venía hacia ella.

- ¿Qué pasa mamá? - preguntó Alexis.

- Es tu tío Osvaldo... - suspiró - Me dicen que está muy enfermo. Tenemos que ir con él. 

Lo que su madre le dijo le cayó como balde de agua fría. Su segunda figura paterna estaba mal y no sabía qué tan grave era.

- Ya hace tiempo que no lo vemos. ¿Tan mal está? - cuestionó preocupado.

- Eso parece. Pero hay que esperar que todo salga bien y se recupere. ¿Crees poder ausentarte del trabajo unos días?

- Claro. Ahorita avisaré a la oficina. Lo bueno es que no tengo casi ningún pendiente.

- ¡Qué bueno! A tu tío le gustará mucho verte. - le dijo tomando suavemente su mejilla.

- Lo sé... Bueno, ahorita puedo checar lo de los vuelos y paso por tí. Te veo mañana.

- Hasta mañana, hijo.

🤍🤍


Después de una eternidad traducida a un vuelo de 22 horas, Giselle y su hijo habían llegado a Japón. 

- ¿Por qué el tío se vino a vivir tan lejos, eh?

La mujer pensativa, después de unos segundos contuvo unas lágrimas que amenazaban con escapar de sus ojos. 

- Por amor. - dijo Giselle en tono triste.

Su tío nunca se casó. Todo parecía confuso.

- ¿Amor?... Explícate mamá.  

El Mariana x Rivers - La mariposa blancaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora