Entro en su habitación. Es muy bonita, tiene su aroma impregnado fuertemente todo alrededor, me recuerda al olor de...
Observo su cuarto prestando atención a los pequeños detalles como el armario de madera justo entre marco de la puerta y el espejo de cuerpo completo. Me acerco con pasos silenciosos y noto unas fotos atoradas en la esquina superior derecha.
Sonrio. Recuerdo ese día, la invite a la feria y fuimos a la maquina de fotos. En todas las fotos ella está riendo o basándome, mientras que yo solo puedo mirarla embobado hasta que por fin la beso.
Sigo mirando curioso, tiene un tocador a juego con el armario y el marco del espejo donde tiene solamente un labial, rímel y delineador. No me sorprende puesto que se que no le gusta maquillarse a menudo. Además del pequeño cosmetiquero tiene 2 pares de audífonos, su cargador del celular y en la esquina pegada a la cama una pequeña lámpara.
Finalmente el panorama de la cama, en el piso hay montones de ropa en la pared tiene pegados discos pintados por ella misma, tiene mucha imaginación y creatividad. Sobre su cama, destendida y llena de peluches, se encuentra ella y casi a la altura de los pies comienza la ventana con las persianas arriba y, aunque amaneció hace varias horas, ahí está ella, acostada, durmiendo tranquilamente.
Vuelvo a sonreír al imaginar lo nerviosa que habría estado si hubiera despertado hace 5 minutos. Entonces si que hubiera visto mi mensaje recordándole que pasaría por ella para nuestra cita de aniversario. Exactamente hoy hace 3 años ella por fin accedió a ser mi novia y desde entonces la he amado con mi vida. Pobrecilla, debe estar realmente cansada si se quedó dormida para este día. Anoche se quedó estudiando hasta tarde con un amigo nuestro que debe presentar un examen esta tarde. Ella siempre es así, dispone de todo el tiempo que puede para ayudar a quien lo necesite y además es muy buena explicando.
Me siento en el borde del colchón y sigo contemplandola mientras recuerdo la conversación que tuve con su madre hace unos minutos. “Ah, Jay” pareció sorprendida al abrirme la puerta. “Buenos días señora” había respondido yo con mi sonrisa de cortesía. “Pasa, pasa, no sabía que vendrías. Annie no me dijo nada”.
Había corrido a la cocina rápidamente y vuelto con vaso de agua. “¿Quieres un vaso de agua? ” me lo ofreció y acepté enseguida “Gracias”. Después de eso me dijo aún no había despertado Annie y que la disculpara ya que había vuelto pasadas las 2 de la madrugada y debía estar muy cansada. Pronto habíamos subido a su habitación y su madre se marchó para darnos un poco de intimidad “Nada de puertas cerradas, eh“ no sin antes recordarme las reglas que mi madre y Jane habían impuesto.
Me acerque un poco más y le aparte suevemente mechones de cabello de la cara para verla mejor, estaba sonrojada y lo único que podía pensar era “Es hermosa”. Ella apretujo más el pingüino de peluche que estaba abrazando cuando murmuró en sueños.
— Jay... Jay...
No sentía más que ternura mientras que sentía una presión en el pecho y se encogía mi estómago. Instintivamente me aparte un poco temiendo que los estruendosos latidos de mi corazón la fueran a despertar.
— Mhmm— gruño quedamente, como si se quejara de la distancia impuesta.
Eso bastó para que no pudiera aguantarme más y cuando me acerque de nuevo, esta vez, coloque mi mano en su mejilla y me incline para dejarle un beso suave y dulce en los labios.
Cuando me aparte nuevamente vi como sus ojos se comenzaban a abrir lentamente y se estiraba con un gran bostezo. Cuando, por fin, cayó en cuenta de que yo estaba ahí, viéndola.
— Buenos días mi reina hermosa.
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Mi reina hermosa
Teen FictionEsta historia (que no prometo terminar) esta basada en los sueños, escenarios ficticios que creo en mi cabeza y momentos reales de mi romance adolescente donde yo me retrato a través del personaje de Annie Smith. No se que tal salga esta historia po...