Capítulo 6: Juntos

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Nota de autor al final del capítulo

— Babeeee, no es por apurarte, peroooo

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Babeeee, no es por apurarte, peroooo... ¡ya vamos tarde a la cena!

— ¡Un minuto! —Dijo el mexicano desde la segunda planta de la casa.

El americano sabía que eso de "minuto" era una completa mentira, pero por su bien, haría como que le cree.

Sacó su celular cuando escuchó como el mexicano comenzaba a cantar en la ducha, esto iría para largo.

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— ¡Vaya! Pensé que me dejaríais plantado.—Dijo irritado el dueño de la casa, luego, se hizo a un lado para dejar pasar a la pareja.

Dejaron sus abrigos en la entrada y siguieron a la sala, en donde ya estaban varios de los hermanos del mexicano.

— ¡Mex! Que bueno que llegas, necesito ayuda en la cocina —Dijo un peruano, llevándose a su hermano velozmente.

Antes que la potencia pudiera decir o hacer algo, el mexicano ya se había esfumado del lugar.

Una vez solo, comenzó a sentirse muy nervioso e incómodo con los ojos de todos los latinoamericanos sobre de él.

"Hoy será una noche difícil" —Pensó el estadounidense, mientras se dedicaba a darles su mejor sonrisa a los presentes.

Todos los ojos hubiesen seguido en él, de no haber sido por un brasileño, que fue sacado a patadas de la cocina. Cuando vió al de estrellas, fue casi corriendo hacia él, desbordando su tan característica alegría.

Oi cunhado! Qué bueno verte, e , beleza? —El brasileño le extendió la mano, como un apretón, después, este paso a ser un fuerte abrazo.

Se sintió un poco extrañado del repentino contacto, pero le devolvió el abrazo, del qué luego se separaron. — Tudo bem, obrigado e vôce senhor?

El brasileño se sorprendió por la respuesta y por la energía qué tenía, tal vez, él en verdad quería a México, tal vez, era sincero, tal vez, todo sería mejor a partir de ahora.

Ei*! No me hables de usted, somos uma família agora, certo? —Dijo dándole una palmada en el hombro para reforzar lo dicho.

Eso logró tranquilizarlo un poco, al menos le caía bien a alguien de la familia.

Con eso, se animó a darle una sonrisa más cálida.— Well then, cunhado.

Legal*! ¿Algo que te pueda ofrecer? Algún vaso de agua o-

— O que te vayás —Se oyó de una voz molesta.

— No le hagas caso, es que tiene hambre. —El haitiano jaló al argentino hacia otra habitación, mientras este forcejeaba molesto.

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