1

45 10 1
                                    

Ahí estaba yo, observando el paisaje a través de la ventana del taxi, dirigiéndonos a nuestra "nueva vida ", o eso decía mamá.

Cuando tenia siete años, tuve que presenciar la muerte de mi padre frente a mi ojos, y al mismo tiempo, casi perder la mía. Mi padre tenia muchas deudas, y debía a mucha gente, un día tuvo problemas y nos atacaron, esos hombres le dispararon a mi padre justo en la cabeza y luego nos encerraron a mi, a mi madre y hermana en un lugar totalmente oscuro y sin comida.

Gracias a eso mi vida cambio por completo, no me alimentaba bien, ni podía dormir, todos los días temía que esos hombres volvieran, pero según mamá ya todo iba a cambiar.

-Vamos Cora, tienes que estar feliz, mira la hermosa casa que tenemos ahora, y ya por fin tengo un trabajo estable, puedes estar tranquila hija además ya no falta mucho para sus diecisiete años -dijo tratando de animarme pero era imposible-

-Es cierto lo que dice mamá hermana, todo va a estar bien de ahora en adelante, si? trata de sonreír

-Atenea, es fácil para ti decirlo, tienes el don de hacer amigos donde sea que estes, en cambio yo soy todo lo contrario -dije sin expresión alguna- solo me mantendré alejada de todos y estaré bien

-Estas segura, hija? -dijo mi madre preocupada, desde hace mucho ha visto que ya no sonreía ni tenia amigos-

No dije nada y subí a mi nueva habitación, deje mis maletas en una esquina y me abalance sobre la cama, mire al techo mientras mis lagrimas rodaban por mis mejillas, tener que viajar a otro país, de casa en casa es incomodo, y ahora tener que acostumbrarme a un nuevo país, es todo muy estresante, mi mirada permanecía en un punto fijo y después de unos minutos quede profundamente dormida.

. . .

-Cora...Cora, despierta o llegaremos tarde

-Déjame en paz Atenea... solo cinco minutos mas, si?

-No, tienes que levantarte o llegaremos tarde a la escuela

-Ya voy... -me levanté de mala gana y fui directo al baño-

Después de unos largos minutos salí del baño, me vestí y baje encontrándome con mi madre y hermana.

-Buenos días hija, cómo estás hoy? -mi madre tenia siempre una sonrisa, y eso me gustaba-

-Bien mamá, gracias

-Espero que hagas nuevos y buenos amigos Cora -dijo mi hermana sin mirarme-

-Ya lo dije, me mantendré lejos de todos, no quiero relacionarme con niñas mimadas

-Tal vez encuentres a alguien que no sea tan mimada o mimado

-Mejor me voy, nos vemos en la escuela Atenea

Tome mi mochila y salí de la casa a toda prisa, iba por las calles mirando como las hojas caían lentamente, mi mente se sentía en paz, por unos minutos al menos, me detuve al ver un pequeño camino detrás de los árboles, se veía tan lindo que quise ir, pero ya se me hacía tarde para ir a la escuela.

Seguí mi camino y con ayuda del mapa pude llegar a la escuela, había muchas chicas con ropa cara y de colores resaltantes, y con muy poca ropa.

Camine, mientras escuchaba música, ignorando todas las miradas que se posaban en mi, tal vez sea por mi llamativo cabello pelirrojo y piel pálida, pero eso era lo que menos me importaba.

Caminaba por los pasillos, cuando casi caigo al piso, mire hacia atrás, viendo a una chica pelinegra y de cabello ondulado, mirarme con furia.

-No te fijas por dónde vas?!

Campo De TulipanesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora