Enchanted | YK

I

Yoongi no estaba bien.

Lo sabía desde la vez en que le anunciaron que la enfermedad de su mamá no tendría cura. Las veces en que su padre le grito que estaría en soledad por siempre.

Su infancia tampoco había sido buena, su vida era miserable y lo sabía, apenas y tenía amigos.

No tenía ni la mayor idea hacia dónde iba a su vida, ni siquiera veía un futuro en el.

Estaba decidido a saltar por el puente, pero quería mirar el paisaje una última vez.

Su vida hasta ahora no había sido fácil, en su niñez, su padre era un alcohólico imbécil que únicamente servia para sacar sus broncas con su madre, varías veces fue testigo de eso y sabía muy bien que se había criado de eso, pues repetidas veces le habían dicho que era alguien violento y sin filtro.

Yoongi no quería acabar como su padre.

No así.

Él no era una bestia, sólo tenía un carácter muy impulsivo, no sabía controlarse, su padre lo hacía por querer, no amaba a su madre y eso lo sabía. Lo supo cuando se negó rotundamente a pagarle un solo medicamento a la mujer que juro amar en su matrimonio, se negó a cuidarla y a protegerla, rompiendo con las promesas que había alguna vez otorgado.

Su madre tuvo que soportar todas las miserias hasta el día de su muerte.

Estaba asustado por su futuro, no lo negaba. Tenía demasiado miedo por lo que podría pasar, el pelinegro no quería morir y a su vez sí quería hacerlo, ya no le encontraba ninguna chispa que despertara sus ganas de vivir.

Pero lo peor del mundo es que él mismo no quería nada, nada le emocionaba, nada lo prendía, sí, su familia venía con un alto estatus, ¿pero eso que mierda importaba si no tenía ese algo que lo hiciera feliz?

— Oye, ¿piensas en saltar? –Pregunto una voz masculina desde afuera de los pensamientos de Yoongi—

— "Mierda, me han descubierto los policías". –Yoongi se giró para ver de quien se trataba, su sorpresa fue grande al descubrir que se trataba de un estudiante, le daba a que acababa de entrar a preparatoria o al menos era su segundo año de preparatoria– Eso no es un asunto tuyo. –Dijo. Mientras se echaba sus manos a los bolsillos de sus pantalones. El menor seguía viendo al mayor y eso ya empezaba a inquietar a Yoongi– ¿Qué me miras? Vete. Rarito. —

— Eres un grosero. –Dijo el menor mientras fruncía su ceño e inflaba sus mejillas en señal de molestia—.

El desconocido se marcho y Yoongi pensó que, quizás ya no era tan necesario saltar.

Así que se puso su abrigo y se marcho, curioso por aquel desconocido tierno.