Una calle tranquila

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Hola, un nuevo one-shot, la descripción lo dice todo, originalmente la historia era al revés, Kara enfrentando al diablillo Luthor, PERO un Luthor malo es mucho cliché, así que ¿Qué tal un malvado bebé de la casa de El?

Lo ví mejor :) sin más que lo disfruten.

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La vida era buena en la calle T. Roosevelt, del vecindario CatCo Hills, el típico vecindario estadounidense de verdes jardines, casas de madera, perros siendo paseados por sus dueños, el tipo de lugar con el que se describe el sueño americano.

Y era muy tranquilo hasta que terminaron las clases...

El primer día del verano, un gran camión de mudanzas llegó junto con una familia, los Zor-El, dos personas nada más, una madre soltera con su hijo. La mujer rubia de ojos azules, no era más que encantadora, todos los que fueron a darle la bienvenida al vecindario la describieron como amable, una buena mujer, alegre, carismática, y a su muchacho bien educado, aunque callado, que huía a su cuarto cuando llegaban las vistas, para lo vecinos este fue normal, era un adolescente en un lugar nuevo, que no conocía a nadie y no tenía amigos.

Sin embargo, lo siguientes días cuando su madre empezó a pasar más tiempo en los trabajos que fue consiguiendo, fue que el niño se descontroló por completo.

Arrojaba huevos a las puertas de sus vecinos, desaparecían decoraciones de los jardines y aparecían en los de otros causando disputas entre vecinos, pelotas de béisbol era lanzadas con la intención de romper algo, las mascotas corrían a él y se quedaban en su patio o casa hasta muy tarde, era lindo que los animales lo amaran, pero los dueños lo consideraban secuestro.

Pronto los residentes de la calle Roosevelt dejaron de frecuentar la casa, a la señora Zor-El y hasta cambiaban de acerca cuando veían al pequeño diablillo venir, siempre comiendo un helado o algún dulce, las malas lenguas aseguraban que los compraba con monedas robadas de las fuentes del centro comercial. Nadie quería problemas, la señora Zor-El trabajaba hasta 12 horas diarias en sus tres trabajos y nunca estaba, el huevo se podía limpiar, el papel de baño de los árboles también, sin embargo, su pequeño delincuente, eventualmente, se metió con quién no debía.

El chiquillo se sentía indestructible, ni una sola persona le había puesto un alto, lo que empeoró su comportamiento usando fuegos artificiales para asustar, destruyendo jardines, poniendo cosas asquerosas en las piscinas y como nadie lo atrapaba en el acto, tampoco podían culparlo del todo, aunque era bien sabido que era él.

Entonces un día paseando en su patineta el niño ve una casa al final de la calle, era la última y donde terminaba Roosevelt para empezar St.Peter que era una zona residencial de alto valor, el chico supo que quería hacerle saber a su último vecino quien mandaba.

¿La broma? Algo clásico, poner excremento de perro en una bolsa de papel, prenderle fuego y tocar el timbre, la gran sorpresa del pobre incauto que cuando la pisa intentando apagar el fuego termina con el pie lleno de mierda.

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Lena está en su casa ¡Al fin ha podido levantarse de la cama por su cuenta! Tal vez pueda aprovechar este lindo sábado para lavar ropa, preparar algo de rico de comer y adelantar trabajo sin prisa para poder dormir todo el domingo.

Los platos de su desayuno siguen en la mesa, sin embargo, éste artículo llamó mucho su atención, era sobre la situación al norte de África, las fotos del pueblo le recordaron a un lugar donde estuvo. Ahí está ella, aún en pijama, leyendo en su laptop cuando escucha el timbre, le es inevitable preguntarse ¿quién es?

El niño Zor-El Donde viven las historias. Descúbrelo ahora