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15 febrero ‐ Dortmund.
SOFIA.
Sentía las ganas de vomitar, mi estómago daba vueltas y quería irme lo antes posible. ¿El problema? recién estaban entrando en calor ambos equipos, del lado donde me encontraba para mi mala suerte estaba el Chelsea entrando en calor.
Trataba de disimular un poco y no mirar hacia esa dirección, sentía su mirada sobre mi. Era muy fácil verme, prácticamente estaba abajo y era primera fila. Quería morirme, no quería verlo nunca más y la vida pareciera que me odiaba.
Mi mirada se dirigió al lado donde se encontraba Jude, estaba concentrado en hacer bien sus pasadas. Con el íbamos bastante bien, era un amor de pibe y me demostraba cuanto me quería. Nos estábamos conociendo recién y a el no se lo veía apurado en lo de nosotros, agradecía eso. Habíamos negado todos los rumores que salieron, no queríamos oficializar nada, todavía.
Los minutos pasaron y ya había arrancado el partido, veía como Jude jugaba y era demasiado bueno. En una jugada le hicieron pase y el corrió rápido pasándose a dos jugadores, estaba llegando al arco cuando lo bajaron. Insulte en mi cabeza, había sido Enzo quien lo había bajado. Le habían sacado amarilla, se merecía una roja por mala leche.
Jude como pudo y con ayuda se levantó, habían cobrado tiro libre. Tire una mirada rápida a Enzo y veía como trataba de buscarlo a mi morocho en todo momento, resentido del orto.
El partido terminó ganando Dortmund 1 - 0. Jude me dijo que lo esperará en su auto, caminé tranquila, sabia que estaban en el vestuario. Mi calma se fue cuando conectamos miradas, sentí una presión en mi pecho y un nudo en mi garganta. ¿Que hacia acá?. La esquive y caminé lo más rápido que mis piernas podían hasta el auto de Jude, desactive la alarma y entré. Mi cabeza se lleno de preguntas ¿Volvieron? ¿Lo perdono?. No podía creerlo, seguían juntos después de todo.
Espere media hora, la cual se me hizo eterna. Estaba demasiado confundida, no sentí nada cuando lo vi, solo los recuerdos de cada cosa que hacía me dolía. La puerta del conductor se abrió de golpe y me asuste, era Jude. Venía sonriendo, este chico vivía feliz, me transmitía sus vibras.
—¿Como estas, hermosa? — Habla con una enorme sonrisa acomodándose en su asiento.
—Muy bien, bonito — Respondo contagiando de su sonrisa — Jugaste increíble, literalmente naciste para esto Judey.
