Repetitivo

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Posibles faltas ortográficas

Debajo de las sabanas, su cuerpo se removía débilmente en busca de calor, sus cabellos alborotados recibían los primeros rayos de sol al quedarse expuestos, a su vez iban en dirección de su cara mientras cerraba sus ojos con algo de fastidio. 

Se sentía débil, no había podido conciliar completamente el sueño, quedándose despierto hasta que el sol se asomo anunciando un nuevo día, maldijo por lo bajo antes de levantarse y empezar su día nuevamente. Así que, al hacerlo, se dirigió al baño para asearse y cumplir mas cosas de la mañana que ya sentía pesada cuando no lo había empezado del todo, de un ligero mal humor que se adentraba cada vez en su ser. 

Lo primero que vio en el espejo era la mala figura que tenia, sus orbes zarco estaban rojizos por haber llorado hasta casi dormirse en la madrugada, tenia ojeras por debajo de sus ojos, estaba algo pálido y su cuerpo había perdido algunos kilos, incluyendo que su cara incluso se veía mas delgado que lo normal. Soltó un suspiro pesadamente, abrió el grifo para agarrar el agua sobre sus manos e irse lavando la cara. 

Una vez hecho eso, no se quedo completamente satisfecho, así que después de lavarse los dientes para quitar ese aliento matutino, se dispuso a tomar una ducha para alejar cualquier tipo de pensamiento intrusivo que no le dejaba tranquilo, dejándose llevar por la fría agua que recorría cada parte de su cuerpo. 

Con las yemas de sus dedos recorrió con delicadeza sus raíces, en un frote suave revelando el aroma de fresa moscatel aplicado en sus hebras azules esponjosas, dejándolo espumosa y lista para ser enjuagada por abundante agua para desaparecer rastros de lo que quedaba. Ahora se encontraba recorriendo cada parte de su cuerpo con la esponja, mordió ligeramente sus labios al recordar unas cuantas cosas, seguía divagando entre su pasado y odiaba sentirse tan perdido como ahora. 

Una vez que termino de ducharse por completo, se envolvió con una toalla azul cielo, cuidadosamente se fue hacia el armario para sacar la ropa con la que se iba a poner un usual sábado de descanso de su trabajo de medio tiempo. Se puso su ropa interior y encima un poleron unas dos tallas grandes a la suya, seco su cabello pero no del todo, dejándolo algo húmedo. 

Camino hasta la cocina, buscando que comer, aunque no deseaba hacer algo elaborado, asi que solo opto por comerse unas tostadas y tomarse un zumo de arándanos, disfrutando de su sabor completamente. 

Así iba empezando su día, haciendo una que otra cosa sin salir de su casa, hasta que llego la noche y se húndio nuevamente en lo que no deseaba pensar, nuevamente se encontraba en su habitación, en medio de la oscuridad, hundiéndose en su tristeza y melancolía. Se sentía demasiado tonto, unos cuantos sollozos seguían escapando de su boca mientras trataba de regular su respiración que había empezado a alterarse. 

Se había ocupado de mantener su mente ocupada, ¿por qué ahora? No debía de ser momento, pero su corazón daba vuelcos dolorosos, se encontraba desconsolado con su dolor intacto desde esa vez, el nudo de su garganta empezaba a apretar y arder, causándole mas dolor como siempre solía pasar.

No era nuevo para Souya encontrarse en ese estado, después de todo, se había entregado por completo a alguien que realmente no logro apreciarle como se merecía, llenándole de falsas ilusiones para dejarle en la ruina con su ausencia, yéndose con alguien que una vez considero como su amigo, traicionado por ambos. 

Era ahí cuando todas sus memorias volvían como balde de agua extremadamente fría cayendo sobre el, envolvente a la realidad que vivía y en lo tanto que trataba de alejarla para hacerse daño nuevamente, solo una noche tranquila era lo que pedía, una noche que anhelaba. 

Recordaba a la perfección esos años, en mentiras y desilusión, entre carias disfrazadas de amores unilaterales y entre las verdades crudas que contraía ese tipo de relaciones, había caído demasiado bajo al ser apresado bajo las garras de un amor intenso, dando todo lo que era parte de el para quedarse con sus miserias; un sentimiento de culpabilidad cruzo sobre su mente, maldiciendo lo tonto que era. 

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