PROLOGO

7 1 0
                                    

Desde que mi padre me había llevado a visitar aquel campo cubierto de tréboles, me había hecho la idea de que todos éramos como aquellas plantas, pero mientras crecía mi concepto empezaba a tomar un rumbo distinto. Seguíamos siendo tréboles, algunos con tres hojas y otros con cuatro. En el transcurso de mí niñez oí hablar de que si encontrabas un trébol de cuatro hojas te daría suerte, y otros que decían que solo era un defecto de la naturaleza. Pero siempre me preguntaba: ¿En un mundo de personas ser un trébol de cuatro hojas sería bueno o malo? Y aunque no lo sabía estaba a punto de conocer la respuesta.

SI EL CORRAZON NO ME FALLADonde viven las historias. Descúbrelo ahora