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Narrador:


Después de que te desmayaste despertaste en un sótano, todo era color de gris y había un foco en el techo que se encontraba apagado.
Intentaste levantarte apoyando tus manos en el suelo pero unas cadenas atadas a tus muñecas te lo impidieron.

Empezaste a forzar para desatarte pero era imposible, solo se escuchaba el sonido de las cadenas metálicas hacer eco por la habitación.

Te preguntaste dónde estabas y por qué, hasta que unas voz en una esquina de la habitación llamó tu atención.

–Ah, al fin despiertas.– dijo un canino sentado en una silla con una revista.

–¿Dónde estoy y quién eres?– preguntaste.

No recordabas haber visto a ese tipo antes, era como si te hubiera secuestrado, ¿qué quería?, ¿dinero?, eso se lo podías decir a tu amigo Isaac, el tenía mucho dinero y le podías pagar después de que salieras de ahí.

–No te hagas querida, tal vez esto te ayude a recordar.–

Cuando dijo eso busco algo detrás de donde se encontraba sentado.

Lo sacó y lo puso entre sus manos se acercó lentamente a ti y me lo puso cara a cara.

Era la cabeza decapitada de tu mejor amigo, Isaac, sus ojos estaban muy abiertos y tenía un aparato que provocaba que su boca estuviera muy abierta, tenía sangre por todos lados algunas manchas ya estaban secas y otras seguían escurriendo, algunas partes de arriba estaban cortadas hasta el punto que de podías ver su cráneo.

Tenías miedo, no por lo que te pudiera hacer él, pero tan solo de imaginar que la persona a la que más querías, te apoyo, y te ayudo en todo había sido decapitado a manos de un desconocido.

La sangre derramaba de las manos del canino, lo que provocó que las gotas de sangre comenzaran a caer sobre tu pierna.
No sabías como actuar, no podías darle una paliza con tus manos porque no alcanzabas debido a las cadenas, tampoco podías patearlo porque comenzaste a temblar lo que hizo que tu cuerpo comenzara a debilitarse.

Lágrimas comenzaron a salir de tus ojos, no era tanto por el lado de la tristeza, era por la impotencia de no poder hacer nada, un nudo en tu garganta se hizo presente, era muy difícil provocar palabras, te dolía mucho hasta que decidiste ponerte de pie.

–¿¡Cómo pudiste hacerle eso a mi mejor amigo!?– le gritaste aún llorando.

–¿Mejor amigo?– preguntó él.

–No lo he visto desde que llegué aquí.– hiciste un silencio.

Ahora lo recordabas, la última vez que viste a Isaac fue en tu día de despedida, el día en el que estuvieron juntos hasta que se hizo de noche, fue muy lindo, lástima que ese haya sido tu último recuerdo con él.
Después de ese día llegaste a tu nueva casa, en Welcome Home, pero después de que llegaste no recordabas a nadie ni nada.

–¿¡Dónde se supone que estoy!?– gritaste.

–Ah, pues en mi sótano.– dijo él, tratando de ser obvio.

✭ 𝖡𝖺𝗋𝗇𝖺𝖻𝗒 𝗑 𝖳/𝗇 ✭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora