Hoy (a fines de Abril) fui a ver unos patines al shopping de Villa Cabrera en la planta alta. Los tenía una chica que quisó empezar y no se animó. Nunca los usó; esta bien que no eran de lo mejor pero eran patines con bota. Los vendía a muy buen precio y yo estaba encaprichada con estos. Los quería ya, ya y ya. Nos despedimos de la chica y emprendimos la vuelta a casa.
Estaba tan entusiasmada hasta que me di cuenta de que mi mamá no lo había confirmado. En ese momento nos pusimos a hablar sobre como los íbamos a conseguir y me desilucioné tanto que decidí olvidarlo.
Llegamos a Mayo y yo no tenía lo que me hacía falta.
-No creo empezar está vez- pensé. Pero una vocesita interior me proponía que sí. Obviamente desconfíe; pero esta tenía razón.
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Es el día anterior a la primera clase del mes de mayo y ne encuentro con la maravillosa sorpresa de que mis patines ya estaban en casa. Impecables.
Mi alegría se hacía notar en mi mirada y los abrazos y besos que le daba a mi mamá.
-Te adoro, te adoro, te adoro- repetía sin parar.
- Yo también y sabes que voy a hacer todo lo que pueda para que sigas con esto que te gusta- comentó mi madre.
Salí por todos lados a patinar y traté de hacer trucos, pero como no pude me caí, una y otra vez.
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"Diario De Una Patinadora"
Non-FictionMaría es una patinadora que pátina no con patines, sino que pátina con el corazón. Ella va a contar su historia sobre ruedas, sus hazañas y viajes. Makii21