"Todo Spider-chico, tiene a su Spider-Gwen"
Pero los tiempos cambian.
Izuku, un estudiante de universidad, solo quiere una cosa para estar satisfecho con su vida estudiantil. Su real lover o romance adolescente.
Pero hasta ahora no a tenido mucha...
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Izuku se encontraba recostado en el asiento trasero del auto viendo desde dulces posición conducir a Iida de manera profesional, tranquilo y seguro, dirigiéndose hacía la casa de su amigo bicolor, osea el novio de éste.
Sin duda alguna le tenía envidia a Iida, y no por Shoto, si no por los regalos que su amigo era capaz de costear, después de todo el audi en el que se encontraban era un regalo de parte de Shoto y Enji, por sus años de noviazgo, y como el era el hijo ilegítimo de ese matrimonio aun no legal.
Era el deber de Iida, el de ir por el a su casa y de camino ir lo buscar a Shoto, después de todo, no es que el bicolor viva muy cerca de la universidad, pero claro, el haber nacido en cuna de oro no tendría que preocuparse por llegar tarde después de todo, todos lo integrantes de la familia Todoroki tenían auto y un chófer personal.
Los Todoroki vivían no muy apartados de la ciudad pero sus terrenos eran tan grandes que la mayoría del trayecto a la entrada de estos eran largo y extenso, y mientras tengas la mirada hacia la ventana solo podrías ver árboles con una gran pared de un cercado electrónico, que a diferencia de otros estos si se encontraban activos.
Sin duda alguna, daba gracias a su amigo por tener un novio tan organizado, responsable e inteligente como Iida, pues gracias a que les ayudaba con sus horarios tenían tiempo para hacer sus tareas y tiempo para hacer lo que quisieran el resto del día.
Así que siempre estaba listo para cuando Iida llegaba a recogerlo e ir por shoto, a la universidad.
Por eso Izuku se encontraba tranquilamente recostado en el asiento de atrás, con sus medias de Venom tocando el vidrio de la venta, Iida ya se había rendido hace mucho el pedirle que dejará de hacer eso, Izuku también agradecía las calles tan bién cuidadas de la ciudad. Además no cree tener que preocuparse por que Iida frene de repente y caer al pisó del auto.
En el transcurso de tiempo en el que iban de caminó a la casa del bicolor a veces era silencioso, pero esos momento nunca eran incómodos, eran en realidad tranquilos y relajantes, otras veces hablaban de cosas sin importancia o Iida lo ayudaba a repasar para algún examen o lo que sea que tenga que memorizar. Era la compañia tranquila del peliazul o los aromas mezclados de Iida y Shoto, que siempre lo mantenía relajado y casi dormido.
Y es que a pesar de que ambos fueran alfas, sus aromas no eran fuertes como el suyo la mayoría del tiempo, según le explicó Iida esto se debía a que sus lobos desde hace mucho se reconocieron como pareja, y al acoplarse, osea, relacionarse sexualmente, sus aromas pasaron de ser "dominantes" a unos más ligeros y dulces para llamar la atención del otro. Pues al parecer sus lobos temían que sus aromas no fueran tan dulces o llamativos como los de un omega.
