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Descansando

Tigueron había nacido en Monterrey en una familia de bajos recursos, pero aún así logró llevar una vida feliz junto a su familia, cuando llegó a los 17 años la situación se puso más pesada y muchos jóvenes comenzaron a migrar a Estados Unidos en busca de él sueño americano, a muchos como a Tigueron les habían metido en la cabeza que ir para el otro lado era lo mejor pues se la pasarían mejor que en donde vivían y que más aparte podrían ayudarle a su familia con dinero.

Con todos esos pensamientos en la cabeza Tigueron alistó todo para cruzar la frontera, ese día se despidió de sus hermanos, su padre y su madre la cual le dio su bendición esperando que todo estuviera bien, todos sin saber que sería la última vez que se verían en persona.

El camino por el desierto fue horrible para Tigueron y ahí tuvo el primer golpe de realidad, de como todos iban de forma muy silenciosa y sin querer ser vistos como si de delincuentes que habían cometido un crimen horrible se tratara, la segunda cachetada fue cuando vio como gente se desplomaba por el calor y porque ya no podía más, pero lo que más le dolió fue ver la indiferencia de la gente y como no poder ayudar, pues el coyote era tan mierda que si te quedabas a ayudar corrías el riesgo de perderte y morir ahí también, por eso nadie hacia nada.

A pesar de las dificultades logró llegar a su destino, de había instalado en Texas pues según por la cantidad de migrantes que habían ahí no se sentía el choque cultural, tristemente Tigueron no pensó en que también en ese lugar había una gran inseguridad, el coyote les ayudo a buscar trabajo, a el le toco de cocinero en un restaurante de la zona así que no se le hacia tan malo pero vaya que si lo era, tan solo en su primer día noto como los clientes se portaban groseros como si solo por que el estaba trabajando se sentían con el derecho de tratarlo como un esclavo y lo peor de todo fue como su jefe los mandaba a él y a los demás a comer afuera como si no se merecieran comer en una mesa como a los clientes.

Tuvo que aguantar todo eso por mucho tiempo y también fingió a su madre estar bien y que Estados Unidos lo estaba tratando bien, comenzó a mandarle su primer pago a su familia y dejaba un poco para el.

Y así fueron pasando los años, Tigueron por fin junto el dinero suficiente para comprarse la camioneta de sus sueños una silverado 4x4 color blanco, esa camioneta se había convertido en su dependencia emocional no sabia si era porque la había comprado con el dinero que tanto le costó ganar o...si era porque cuando la manejaba sentía que volaba y se sentía libre y tranquilo, le hacía olvidarse de lo triste que se sentía de ese lado del muro sin su familia.

Pero hasta para manejar había demasiadas restricciones y eso le quitaba la emoción así que como última opción se metió en carreras ilegales con más gente que compartía su idea, en una de esas tantas carreras conoció a Pingü un pingüino regio al igual que el, desde que se conocieron la chispa fue instantánea y su amistad se volvía poco a poco en coqueteos nada discretos, siempre buscaban el mínimo contacto con el otro pero siempre que intentaban llegar a algo más se alejaban, porque aún no se sentían listos y según ellos tenían todo el tiempo del mundo, pero el tiempo es impredecible y por eso es una terrible idea querer depender de el.

●○●

Un nuevo día había empezado, Tigueron se despertó algo tarde y por eso no alcanzo a decirle los buenos días a su madre ni tampoco le dio tiempo de despedirse y esque...el no pensaba que la muerte lo esperaba y que lo tomaría del brazo, daba las gracias a todos los que oraron por el porque por fin estaba descansando...recordando todo lo bueno de la vida que fue gozando.

Pero ¿que era lo que más le dolía?, sin duda era que jamás podría volver a ver a su familia solamente se podría comunicar con la ayuda de la naturaleza, abrazaría a su padre cuando sople el viento y besaría a su madre cuando lloviera recio, jamás olvidaría a sus hermanos...su mayor tesoro.

Les prometo que estaré en cualquier segundo, desde el cielo yo los veo, la clica que no me extrañe pues acá nos vemos

Hoy tomaría una cerveza junto con sus amigos, Pingü sabía que hubo buenas charlas...

Su troca la más chingona en todo Houston Texas, ya no podría pilotarla —Y es lo que más me pesa, pues me pesa su belleza— extrañaría las carreras, las llantas, el humo y la vida recia, los 4 en la bola saben que fue buen amigo, cada que suenen los motores en las mamalonas esperaba que lo recordarán, a Tigueron con toda la bola.

Ya es la hora que me vaya
Tal vez no regrese pero antes que parta...les recuerdo que los quiero

Me fui bien alegre...

Montado en mi silverado

UBIVERSO HOMSXLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora