Vótame a mi, por favor

Otro día en la política

En un domingo por la mañana, el sol se levantaba desde la montaña para poder propinar a la ciudad los primeros rayos de luz de la mañana, los gallos y los pájaros hacían su labor cantando, cual despertadores naturales. Los sonidos rodeaban la casa en donde se levantaba un joven de su cama, con su piyama de superhéroes, mientras contemplaba al vacío una chancla que se hallaba en el suelo, tratando de adquirir conciencia del nuevo día que se activaba. 

Este chico de nombre Antonino García, a quien cariñosamente llamaban "Nino", tenía hasta la fecha 17 años, con una estatura de 1.65, de piel moreno claro, unos ojos que reaccionaban a los diversos cambios de luz y de un cuerpo delgado pero firme. Finalmente, se decidió por colocarse ambas chanclas y procedió a su armario, escogió un conjunto sencillo pero que determinaba a que evento asistiría ese día, y acto seguido fue al baño con ellos en donde procedió a lavarse la cara para poder despertarse más rápido y quitarse cualquier tipo de cosa que se le haya pegado a la cara en la noche anterior.

Tranquilamente se cambió, se colocó unos jeans, una camisa polo color blanca, un chaleco que hacía de notar que se encontraba dentro de una institución política y, finalmente, unos tenis grises que eran ya algo viejos pero bastante cómodos para utilizar. Saliendo se encontró con que su abuela Josefa ya se encontraba haciendo el desayuno; su abuela era una persona bajita, sin embargo tenía una apariencia joven todavía (tanto que muchos asegurarían que ella era su madre sin ningún problema) pero guardaba un carácter fuerte que dejaba relucir muchas veces. Antonino y Josefa vivían juntos desde hacía un buen de tiempo: su madre de Antonino se había ido junto con su hermano menor a Canadá por una oferta laboral que no pudo rechazar y que le había dado la posibilidad de apoyar a su niño en sus aspiraciones, mientras que su abuelo Don Antonio había fallecido desde hacía 3 años ya, cosa que lo afecto durante algún tiempo, puesto que había tomado el rol de papá desde que el padre biológico se había escabullido con otra mujer desde antes de su nacimiento.

- Nino, que guapo estas - exclamó Josefa desde la cocina, mientras terminaba de guisar el huevo que hacía de desayuno y que inundaba la casa con su aroma peculiar mezclado junto con el de las verduras fritas - Ayúdame preparando los cafés para que ya vayas desayunando -

- Enseguida voy abue - exclamó terminando de acomodarse unos detalles - deja me pongo un poco de loción para estar listo ya - continuó mientras ingresaba a su cuarto por un poco de la misma, así como antitranspirante y algo de crema para la cara, agarró su cartera y celular y finalmente se dispuso a ayudar a Josefa en la cocina para poder comenzar a desayunar. 

Tal y como se lo pidió Josefa, Nino se dispuso a calentar el agua para los cafés en el microondas, primero el de Josefa que consume solamente agua, ya que se lo prepara estilo americano, sin embargo, el suyo lo llenaba a 3/4 de taza con agua para complementarle lo restante con leche. Terminando de que se calentaron ambos, los colocó en la pequeña mesa redonda de la cocina, la cual era el desayunador predilecto (pues solamente cuando eran varios visitantes, utilizaban la mesa de comedor para desayunar).

- Así que hoy inician las campañas ¿eh? - dijo Josefa poniendo los platos de huevos y frijoles en la mesa - Me da gusto que sigas en esto, pero ten mucho cuidado - 

- Yo se abue, no te preocupes - exclamó Nino terminando de preparar su café - sabes que yo tengo mucho cuidado, además conoces a Don Maqueo y a su equipo, siempre andamos juntos arriba y abajo -

- Sí, lo se, pero aún así no puedo evitar preocuparme mi Nino, sabes que tenemos esa cuestión nosotras - exclamó con una pequeña risa nerviosa.

- Te entiendo abue, pero seré cuidadoso - mencionaba mientras se llevaba otro bocado a la boca - aunque sigo emocionado, en las campañas hay nuevas personas y lugares por conocer, quien sabe a donde nos llevarán estos tres meses esta vez.