Prologo

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Estaba sentada en la banca del parque escuchándolo explicarse, no quería que mi madre nos viera en mi casa y no quería que se hiciera ideas equivocadas de la persona con la que estaba. Ni yo estaba segura de que estaba pasando y como fue que termino acá pidiéndome perdón.

—No lo entiendes, estoy confundido. No se en que punto de mi vida me encuentro ahora pero después de que estuvimos juntos supe que no podía seguir así, tu eres demasiado buena conmigo y no mereces que alguien no este seguro de sus sentimientos— solo miraba sus manos mientras me decía esto y yo solo podía ver al vacío.

—Entendí lo de la primera vez, pero quiere decir que, ¿la segunda lo hiciste por obligación?— no pensé que esto pudiera empeorar pero lo esta haciendo.

—No es eso, sabes que no es así. Yo quería pero después de que nos vimos empecé a dudar y ahora entiendo que no la he superado y no creo que sea justo que tu debas lidiar con mis dudas.

Me quede callada, no sabia como asimilar lo que me estaba diciendo

—Dime algo— Me miro 

—Que quieres que te diga, yo fui sincera desde el día uno con mis sentimientos y te dije que podíamos ser amigos a pesar de todo pero una cosa llevo a la otra y creí que era porque habías empezado a verme como una mujer que te gustaba— baje poco a poco el tono de voz. Me escuchaba patética, de nuevo estaba en esta posición. 

—Perdóname, se que no te mereces esto pero no se como mas explicarlo. No la he superado y simplemente por eso no me siento cómodo viendo a alguien mas. En serio lo siento pero no quiero perderte—

Tenia los ojos pesados, se me estaba nublando la vista por las lagrimas pero sabia que no debía llorar y mostrarme débil. Saque fuerzas y dignidad de donde no tenia y lo mire, mire esos ojos que me traían perdida y por los cuales aun me ponía nerviosa —Tengo que pensar si puedo seguir siendo tu amiga o no. Hay algo que no soporto y son las mentiras y tu me mentiste a pesar de que yo fui totalmente transparente— Sonó su celular y era la aplicación de Uber, ya hasta había pedido un carro para irse.

—Debo irme, mi amigo me debe abrir y si no voy en este momento me quedo sin donde dormir esta noche. No creo que pueda verte mañana, volveré mañana a San Francisco— nos pusimos de pie e intento abrazarme a lo que yo no correspondí —Por favor no me odies, me dolería mucho perderte—

—Ten buen viaje— lo mire por ultima vez y camine hacia mi casa mientras escurrían pequeñas lagrimas, gire para mirarlo pero ya se había ido.


Destinos entrelazadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora