𖧷𝕌𝕟𝕚𝕔𝕠𖧷

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   — ¿Como puedes mirarnos a la cara? —

   La oficina estaba en silencio, nadie se atrevía a decir nada y tal ves era mejor así, le daba más claridad a su tenue y quebrada voz.

   No es que no quisieran hablar, simplemente trataban de ser prudentes, sabiendo cada uno cual sería el resultado de abrir la boca y perder el control, no lo hacían por 𝒆𝒍, si no por el joven que se expresaba en nombre de todos sacando fuerzas de donde no le quedaban.

   Aquel que fue superior a todos, aquel que tenía el respeto y admiración de todos aun con su oscuridad delatando sus supuestas  𝒇𝒆𝒄𝒉𝒐𝒓𝒊𝒂𝒔, terminó siendo un astuto mentiroso que no logro cubrir lo ocurrido con el pequeño Hayden, levantando dudas que terminaron por guiarlos a la verdad. Si tomo un tiempo pero finalmente estaban todos ahí.

   El no sabía cómo terminó estando al frente de River, debía dejarla actuar libremente en contra de quien tubo la osadía de domarla, quería dejarla pero su cuerpo se movió antes, sujetándola de los hombros y jalando de ella. Fue un abrazo tosco pero reconfortante para la chica, un calmante débil pero efectivo, Eugene tenía un don para transmitir calma aun cuando ni siquiera el mismo la tenía... Por unos instantes aquella fantasma se preguntó en qué momento creció su pequeño amigo, el novato inexperto que acudía a ella siempre que tenia problemas.

  — ¿Porque no hablas? Estuviste tanto tiempo como un superior a admirar que ya no sientes que tengas que dar explicaciones ¿no?. — Escupió con veneno en la voz que apenas y con suerte no se terminaba de quebrar aunque era claro que no faltaba mucho para eso.

  — Eugene. —

  — ¿Es difícil explicar? De verdad, quisiera poder defenderte, aun con todo, pero creo que te e idolatrado tanto que olvidé que no te conozco, creo que nadie más aquí lo hace —

   El silencio reino una ves más, el único mortal presente debía relajarse antes de caer frente a a quien tenía enfrente. Charlie y River fueron de ayuda, Joan observaba un poco más atrás sintiendo que debía darle espacio al joven adulto y a su ves, calmar sus impulsos más bajos de apuntar su arma e iniciar una batalla posiblemente perdida.

   Se sentía fatal, y sabía el porqué, lo sabía y eso le dolía más, ambas fantasmas apretaron sus manos en sus hombros brindando apoyo, queriendo hacerle saber al de rosa que si ya no podía más, ellas mismas continuarían. Agradeció el gestó de ambas y, lo acepto, no quería ver a aquel hombre un segundo más.

   Charlie fue quien se encargo de sacarlo de ahí en silencio, dejando al grupo originales a solas.

   Solo cuando llegaron a las  escaleras, el chico no soportó librando la primera lagrima que trazo su propio camino hasta su mentón, donde cayó con ayuda de todas las que le siguieron.

   Agradeció infinitamente el abrazo de Charlie, no la conocía muy bien pero se sentía más real y sincera que el mismo jefe, sonrio al pensar que ella realmente estaba incomoda pero no quería quedarse parada.

   Respiro profundo dejándose llevar por el sentimiento que lo consumía con una rapidez que pensó alguna ves jamás sería posible de nuevo.

    Pasaron eternos minutos en ese modo y seguramente pasarían más, de no ser por el estruendoso ruido proveniente de la oficina que obligó a ambos personajes ir corriendo solo para toparse con una River irreconocible intentando acabar con el único en la oficina además de ella. De Joan ya no quedaba más rastro que su bastón en el suelo.

   — ¡¡River, espera tienes que calmarte!! — Fue su primer impulso de ayuda, solo unos segundos le bastaron para saber que no le gustaba ver a su amiga de tal forma.

Lo sientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora