El mercader y el soldado.

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Aclaraciones:

El mercader de la muerte es Tony Stark (nótese la referencia)

El soldado del invierno es James Barnes.

[One shot, resubido.]



Cualquiera que hubiera prestado atención a la noche que inundaba la ciudad se hubiera percatado del hombre que veía atento el paisaje. Casi fundiéndose en uno solo.

Algunos quizá hubieran pensando que la sombra de aquel hombre, era una pobre alma que buscaba el placer de una muerte rápida. La caída del puente, un paso, el aire sobre su piel, quemando y abrazando pero lejos de la realidad. El mercader de la muerte esperaba su verdugo, un amante nocturno que solo podía alcanzar cuando el sol se ocultaba en el horizonte. El mercader suspira, anhelante, ansioso, se dice así mismo que han pasado años desde que vio a aquel hombre y la espera lo está matando...

El hombre que tanto a esperado llevaba cada noche observándolo desde lejos, un fantasma, un asesino que buscaba cobrar una muerte más, sin embargo sus planes se verían frustrados porque al verlo, su alma sabe que aquí es donde debe estar. Que ese hombre que lleva espiando tiene algo que decir. Algo que revelar. Y él, está dispuesto a escuchar. Algo le dice, le grita que se acerque. Es como si un hilo tirará de él hacia el hombre que parece fundirse con el paisaje. Que parece un fantasma...

El soldado del invierno suelta el humo del cigarrillo, relame sus labios mientras miraba con esos ojos feroces la pequeña figura que delinea con la mirada, algo en aquel hombre le atrae, no es una sensación de matar es algo más fuerte. Se da cuanta de que le parece hermoso y el pensamiento es tan fugaz que no tiene un momento para analizarlo. No cuando por un momento se siente vivo. No cuando por un momento se siente en paz.

El castaño que veía atento el agua que corría bajo el puente salió de sus pensamientos, miro a todos lados con esos ojos perdidos, casi inocentes y fue ahí cuando lo vio, alto, elegante pero desalineado... Vio al hombre que tanto había esperado por fin atrapado bajo su mirada. Y es que el soldado del invierno sintió un choque eléctrico. Si las miradas mataran él estaría muerto justo en ese preciso instante. Pero Dios solo sabe cuanto han ansiado este momento un reencuentro necesario para dos amantes desesperados.

Eran solo unos pasos de distancia. Pero el mercader pudo ver esa mirada fría cubierta por un velo de tristeza, por su mente paso una serie de preguntas, esperando hallar una respuesta certera del porque tanto dolor en aquellos ojos. Pero no pudo encontrar nada.

Ambos sienten las venas de sus cuerpos arder porque de pronto hay algo más que el deseo de asesinar que los atrae. Es como si el destino quisiera decirles "es aquí" y ellos obedientes lo aceptan porque saben que es cierto. Estar cerca uno del otro se siente como regresar a tu hogar.

El mercader da un paso, inseguro pero luego acelera el ritmo. El soldado lo sigue para encontrarse a medio camino y una vez se encuentran se funden en un beso, profundo, largo, los dedos se hunden en el contrario, las brazas que habían quedado echas cenizas en antaño renacen con más fuerza, arden y queman. No quieren estar en otro lado que no sea aquí y ahora devorando la boca del otro, en medio de las lámparas que apenas alumbran en camino lugubre de la ciudad. Y es entonces que se separan. Se miran sus ojos destellan tantas cosas y a la vez cada uno está dispuesto a dar todo por el contrario. La sensación es abrumante, desesperante. Es como si se ahogaran pero lejos de correr y huir están dispuestos a luchar.

El soldado nota el rubor que hay en las mejillas del mercader, de aquel hombre peligroso pero lo adora cada segundo que lo observa y afirma que es lo más hermoso que a visto en mucho tiempo.

—No vuelvas a olvidarme...

Susurran los labios del más bajo, mientras un leve gemido de dolor sale de estos. El soldado lo envuelve, lo abraza lo reconforta porque es lo único que puede hacer. Siente un dolor inundar el momento, alguna vez se sintió muerto en vida pero justo ahora esos pensamientos son borrados, remplazados con un sentimiento que desconoce pero acerta en darle un nombre... amor.

Hace mucho tiempo se siente como otra persona pero cuando lo vio supo que no quería estar en otro lugar más que aquí y ahora. Con él. Su alma se siente en paz, completa. Por primera vez en estos años se siente como el mismo.

—No te vayas... —Finalmente dice el mercader quien una vez más se ve caer y sucumbir en un amor que creyó perdido.  Y se cree el mayor de los tontos cuando se da cuenta que en realidad nunca lo olvido, nunca se perdió. Cómo podría cuando aún sentía el fantasma de sus labios sobre su piel, quemando y recordando que no está solo, que nunca lo estuvo.

El mercader y el soldado, se besan de nuevo, mientras las lámparas se apagan con lentitud, dejando una brecha pequeña de oscuridad, y cuando la luz natural se hace presente ambos se han ido...

Algunos cuentan que ambos hombres huyeron por una vida mejor, otros en cambio afirman que el mercader y el soldado siguen siendo dueños de la oscuridad, solo que está vez no por separado sino juntos como los reyes de la maldad, como dueños del mundo entero.

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El mercader y el soldado. | WinterIron Donde viven las historias. Descúbrelo ahora