I. Encuentro.

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-¡Vamos, corre!- se movió ágilmente entre la multitud tratando de esquivar todas las personas que se le cruzaban y de vez en cuando llevándose de por medio algunas junto a puestos de comida que yacían en el suelo.

-¿Estas bien?- preguntó con la respiración agitada al ver a la chica arrodillada.

-Sí, estoy bien... Solo espera un momento- susurró en un hilo de voz, sus pulmones comenzaban a pedir aire y el asma no ayudaba mucho.

-No tenemos tiempo- la tomó del brazo y seguidamente la cargó en su espalda corriendo con todo lo que podía.

Dos semanas antes.
Tokio, Japón.

-Necesito el dinero Namjoon, no la semana que viene, no la próxima vez, A-HO-RA- apuntó su dedo índice a la frente del chico.

-Señor porfavor ya hablamos de esto- comentó en un tono de voz relajado- además no me diga Namjoon, le dije que me llamara por RapMonster.

-Como digas, RapMon- apoyó la punta de su cigarro sobre su propio brazo para apagarlo, su piel tenía tantas cicatrizes que parecía un libro lleno de historias de acción y a pesar de la edad aún vestía elegantemente, cosa que no importaba a la hora de obtener jovensitas ya que de todos modos la obtendría si quisiera ¿Qué más se podía esperar de el líder de la mafia japonesa?

-Señor, usted sabe que soy su favorito... ¿No podemos posponerlo un poco más? - dijo RapMon con una enorme sonrisa tratando así de convencerlo- mi padre me hubiera dado un poco más de tiempo- revolvió con su índice los cubos de hielo que se encontraban dentro de un vaso con el mejor whisky del lugar.

-Tú y el cuento de tu padre- dijo con su normal voz ronca- no te va a durar mucho tiempo poner a mi difunto amigo como excusa, Namjoon.

-Siempre intento exprimir un poco más las cosas- sonrió fríamente tomando de su vaso.

-Está bien, pero la próxima vez que vengas sin el dinero estás muerto te lo aseguro, tu difunto padre no te servirá como excusa de nuevo.

RapMon se alzó de la silla y caminó alrededor de la habitación repleto de objetos lujosos a cada centímetro cuadrado, su dedo estaba a punto de tocar un hermoso gato hecho de oro cuando una voz lo interrumpió- ni se te ocurra tocar algo Namjoon- amenazó en el sofá de espaldas.

-Ya me iba señor- sonrió Namjoon de la misma forma cínica de siempre.

Llegando al almacén se encontró con aquellos quienes vigilaban la entrada y tuvo la idea de que sería divertido hacer alguna travesura antes de irse para ser recordado y así lo hizo. Insertó su mano en uno de los bolsillos de un guardia y sacó su contenido para luego comenzar a correr por las calles con una enorme sonrisa.

-¡Oye ten cuidado!- gritó furioso el dueño de un carrito de comida que ya estaba en el suelo.

Namjoon corría entre las personas mirando de vez en cuando hacia atrás notando cómo varios de ellos seguían persiguiéndolo. Siguió su recorrido hasta una tienda de ropa íntima y lencería pero antes de que pudiera seguir escapando tropezó con una chica haciendo que cayeran los dos directo al piso. Apenas pasaron unos segundos viéndose entre sí hasta que Namjoon se levantó rápidamente limpiando cualquier rastro de polvo. -No deberías estar en medio del camino- habló él.
-¿Disculpa? Un simple "lo siento no fue mi intención empujarte al piso y que posiblemente media población haya visto bajo tu falda" sería suficiente-sonrió a medias. Namjoon rodó los ojos, qué sabría él sobre disculparse.

Estaban a punto de discutir hasta que algo los interrumpe.
-Los guardias...- susurró él observando cómo se aproximaban a donde estaba.
-Mamá...- Susurró ella alarmada.

Bad Monster [Namjoon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora