We find on the edge

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- ¿Cómo la pasaste anoche? - Jennie escupe en el momento en que la bota de Lisa golpea la entrada de su apartamento.

Lisa se congela, levantando las cejas. Ni siquiera tiene los dos pies adentro todavía, su mano aún sostiene la bolsa que estaba a punto de dejar caer en la entrada.

- Hey, unnie, también me alegro de verte, tuve un gran día, ¿y tú? - responde sarcásticamente, deslizándose el resto del camino hacia adentro y dejando caer su bolso al suelo antes de quitarse las botas.

Jennie se estremece, sin darse cuenta de lo ansiosa que sonaba. - Hola Lisa, ¿cómo estuvo tu día? - gruñe a regañadientes, siguiéndola con la mirada mientras se sumerge en la cocina y se pierde de vista.

- Bien, gracias por estar genuinamente interesada en mi vida - responde Lisa, lo que hace que Jennie se enoje. Es una mocosa. - Y anoche fue... bien. Igual que siempre.

- ¿Oh sí? - Jennie dice, tratando de contener el vértigo en su voz. Lo mismo de siempre nunca es algo bueno. Es muy malo.

- ¿Dónde está Jisoo? - La voz de Lisa se ve amortiguada por los sonidos reveladores de los gabinetes de Jennie abriéndose y cerrándose de golpe, seguidos por el refrigerador y el movimiento de los contenedores sobrantes. Jennie a veces piensa que la única razón por la que son amigas es para que Lisa pueda sacarle comida gratis. - ¿No está en casa?

- No vino a casa anoche - Jennie se encoge de hombros. - Parece que soy la única que dejó el bar sola.

Intenta ocultar la amargura en su tono, realmente lo intenta. Pero después de años de ver a Lisa desfilar sus conquistas omega frente a ella, está el borde de su límite y, para ser honesta, en este punto probablemente podría usar un letrero de neón intermitente que diga: Lisa, quiero que me folles; y la idiota seguiría sin tener la menor idea sobre sus sentimientos.

Lisa aparece en la puerta, uno de los recipientes de plástico llenos con las sobras del desayuno de Jennie en una mano y un par de palillos ya cargados con carne en la otra. - Podrías haber tenido cualquier alfa en ese bar - dice Lisa. - No sé por qué ni siquiera intentas hablar con nadie.

Por ti, Jennie quiere decir. Porque solo quiero ir a casa contigo.

La noche anterior había sido particularmente difícil para ella; Jennie está justo en el precipicio de su pre-celo, pensando (léase: temiendo) que debe pasar su ciclo sola por enésima vez. Y, sí, ella sabe que es un gran partido para cualquiera, sabe que fácilmente podría encontrar un alfa que la lleve a su casa y la folle estúpidamente, fácilmente podría pasar su celo con cualquiera si realmente quisiera.

Decide que cambiar de tema es una buena idea antes de decir algo realmente estúpido. - Sabes, siempre puedes pedir comida en lugar de comerte mis sobras.

- ¿Pagas tú?

Jennie bufa. - ¿Por qué pagaría yo por tu comida?

- Porque eres mi unnie - dice Lisa simplemente, metiéndose otro palillo de carne en la boca mientras cruza la habitación hacia donde Jennie está sentada en el sofá, con los dedos envueltos en una copa de vino de tallo largo llena de blanco brillante. Si va a estar cerca de Lisa cuando su pre-celo está apunto de empezar, necesitará estar muy borracha. La pelinegra se deja caer justo en el medio del sofá, lo suficientemente cerca como para que su muslo presione contra el de Jennie, lo que hace que inmediatamente lleve la copa a sus labios para tomar un trago profundo. - Además, me gusta tu cocina. Me recuerda a mi hogar.

Jennie se burla cuando Lisa lo mira con los ojos muy abiertos, ojos que saben que consiguen lo que quieren. - Bien - resopla, rodando los ojos. - Pero solo porque me estás dando esa mirada de cachorro herido. No va a funcionar para siempre, ¿sabes?

We find on the edge (Jenlisa G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora