LA PROMETIDA

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El año en que Buttercup nació, una criada de cocina francesa llamada Annette era la mujer más hermosa del mundo. Annette trabajaba en París para los duques de Guiche y no había escapado a la atención del duque que una mujer de una belleza fuera de lo común le sacara brillo al peltre. El interés del duque tampoco pasó inadvertido a la duquesa, que no era ni muy hermosa ni muy rica, pero sí muy lista. La duquesa se dispuso a estudiar a Annette y al cabo de no mucho tiempo descubrió la trágica debilidad de su adversaria.

El chocolate.

Dotada ya de armas, la duquesa puso manos a la obra.

El palacio de Guiche se convirtió en un castillo de caramelo. Dondequiera que posara uno la vista encontraba bombones. En las salas había montones de caramelos de menta recubiertos de chocolate; en los salones, cestas de turrones también de chocolate.

Annette estaba perdida. Al promediar la estación, de delicada se convirtió en colasal y el duque no volvió a mirarla sin que una triste estupefacción le nublada la vista.

(Hay que señalar que, a lo largo de su proceso de ensanchamiento, Annette parecía más alegre. Con el tiempo, acabó casándose con el chef de pasteleros; los dos comieron muchísimo hasta que la edad avanzada los reclamó. Hay que señalar también que las cosas no fueron tan felices para la duquesa. El duque, por motivos que desafían toda compresión, quedó prendado de su propia suegra, lo cual le provocó úlceras a la duquesa, sólo que por aquella época todavía no se conocían las úlceras. Para ser mas exactos, las úlceras existían, la gente las padecía, pero no se llamaban así. En aquellos tiempos, la profesión médica las denominaba dolores de estómago>> y se creía que la mejor medicina era tomar café con unas gotas de coñac dos veces al día hasta que los dolores remitían. La duquesa se tomaba su mezcla con fe, y mientras los años pasaban observaba cómo a sus espaldas su marido y su madre se lanzaban besos. No debe sorprender a nadie, pues, que el mal humor de la duquesa fuera legendario, tal como Voltaire lo refirió de forma tan competente. Sólo que esto ocurrió antes de Voltaire.)

La princesa prometidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora